Inicio / Cuenteros Locales / elnombredelaspalabras / Sesenta y cuatro
Duelo. Sus ojos ven negro. Un daltónico monocromático se perdió el dibujo del arco iris. “…Y tu corazón será una cajita de música, hermética. Pero la bailarina necesitará bailar. El abandono se escapará por la puerta de la transparencia. El destino es un millón de palabras. Y Ella te dejó para que escribas…"
En el refugio, la ruleta giró.
Cada noche, una pelotita blanca libraba al azar la sonrisa de un desconsolado. Y él los observaba: la concentración en el número, las fichas apiladas. El símbolo. La plata deshecha en colores para que alguien recupere la esperanza.
La bola se estancaba en los decimales. El crupier ensayaba giros sin fuerza. Colorados y negros. Bronca. Alivio. Y la felicidad hipócrita de un acumulador de simbologías.
Después de un año de observar a los doloridos, el azar no existió. Siempre se sabe dónde uno va a caer.
El último día fue opaco. Creyó ganar. Apostó sus fichas negras al 64. Y se llenó de vida el bolsillo del corazón. Pero la bailarina se quedó adentro. Esta vez no salió a bailar.
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Texto agregado el 06-11-2005, y leído por 103
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