Busquemos lo que todos los hombres y mujeres tenemos en común (sin excepciones) y luego mutilemos todo el resto. Luego, a ese muñón, a esa poca masa amorfa y sanguinolenta erijámosla en un altar y convirtámosla en el centro de todas nuestras imitaciones teniendo como finalidad (que llamaremos "suprema") el evitar todos los posibles conflictos. Llamemos a este estado de cosas "Paz" y a toda diferencia de ese estado de cosas "Guerra". Hagamos todo lo posible por evitar la guerra y sólo así estaremos en paz. Convenzámonos de ello.

Posteriormente ideemos un Salvador.

... y entenderemos la parte más absurda de nuestra historia.

(A la guerra le podemos dar diferentes personificaciones y a todo ser que no siga, que no acate el acuerdo, lo acusaremos de ser su seguidor. Obstinémonos al respecto, ensayemos discursos, dictemos bulas, encomiendas, creemos ejércitos y ofrezcamos como recompensa la satisfacción desmedida de nuestros instintos más bajos... entenderemos el mal que aquejaba a los españoles en el momento de la conquista. El virus ese que saltó un charco enorme)

Imaginemos que la enfermedad logró hacer brotar sus raíces, con algunas resistencias, el "mal" ha sido inoculado en nuestra psique, aún estamos como amarrados, tímidamente ensayamos movimientos y retrocedemos luego vueltos culpables... nos entenderemos: Aburridos somos por seguir el ejemplo y culpables por no seguirlo. Luego sintamos que la vida discurre y hagamos nuestra diversión de la burla del otro y la virtud la burla de uno mismo.

Seamos virtuosos y divertidos y tendremos una visión de Todo. Es ese el acuerdo...?