Susurra la lluvia en un día perdido en el tiempo. Susurra también el tiempo perdido bajo la lluvia lo mismo que el paisaje contándose repetidamente la misma historia en la que sólo quedan los pasos bajando por el adoquinado reverberando en los confines de lo que una vez fueron gritos sin socorro y ahora no es más que desolación.

El Caballero llega tarde, demasiado tarde en el tiempo en el que las cosas han perdido sus nombres y sólo han cambiado de nombre sus restos, la línea del por aquí sí y por aquí no. Lo prohibido y lo permitido permanece: la culpa de todo. Se intensifica en colores, los colores cambian, los materiales cambiaron finalmente también... llegando en el tiempo y el suspiro engañoso de la paz.

Niña, óyeme niña: continúa jugándo, por favor, pero se acabó el juego. Se acabó dentro de mí. No dejes por eso de corretear por los pasillos, asustar a los vivos, conversar con los muertos, tú ojos de luna, rocío y tus lágrimas es lo mismo por el daño del día. No dejes de estar aquí... no dejes de estar en mí.

..............................no dejes tampoco que te prohíban... más.