Neruda se levantó ese día más enfadado que nunca. Se había pasado la noche anterior haciendo poesías cutres y relamidas para poder pagar el alquiler del mes. Estaba realmente harto de todo aquello. Y es que ser un autor encasillado es muy triste.
A Neruda lo que en realidad le encantaba era el porno. Y el porno duro. Ya había enviado unas cuantas colaboraciones a "Jovencitas dilatadas", pero claro, se trataba de una revista de poca tirada, destinada a un público muy selecto y limitado. Por tanto nunca recibió grandes beneficios por los artículos que escribía, por mucho que disfrutase con ello. Ya había hablado de ello con la directora de la revista, la señora María de la Santa Concepción Píez: - Mira, Pablito, yo no te puedo pagar mucho. Ya sabes que, aparte del hecho de que vendo pocas revistas, tus historias pornográficas son lo último en lo que se fijan nuestros "lectores", como puedes comprender -. Y tanto que lo comprendía. A Neruda le encanta ver esas imágenes obscenas y se deleitaba hojear toda la revista poco a poco, paladeandola. Y transcribir las historias que le inspiraban no tenía precio y le salían casi sin pensarlo, así que tampoco tenía mucha importancia el hecho de que le pagaran o no. - Mira Conchi, a mí ya me va bien que me des una compensación simbólica. De donde yo saco pasta larga es de mis editores de poesías carrinclonas y cursis. Ya ves, tengo un don para esto, y tengo que aprovecharlo-. -Pero Pablito, si a mi me **encantan** tus poesías...me excitan lo indecible!! Y sin embargo, ya ves, estoy al mando de este negocio tan cochino que heredé de mi padre. Ojalá tuviera ese manejo con los versos que tienes tú, y no tener que acudir a castings pornográficos día tras día, ni tener que hacer selección de todas las marranadas que me envían colaboradores y amateurs-. A Neruda se le hacía la boca agua cada vez que oía esto, y se imaginaba locos sueños en que mandaba a tomar por culo a sus lectores y editores, y se asociaba con la señora María en sus sucios negocios. Pero la sociedad no lo hubiera consentido.