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El principio de las puertas
(Una fábula)

Por Mr Karenin




Todo comenzó mientras yo estaba descansando mi discurrir tirado en mi cama cuando (gracias a la cultura del zapping) llego a mi retina visual, en un canal de cable, las bases para un concurso. Con motivo de promocionar y promover la recaudación de entradas de una película yanqui en nuestro país, se daban las pautas para un concurso en el cual, lo que había que hacer era simplemente inventar una historia acerca de a quien llamaría por teléfono si solo pudiera hacer una única llamada y que le diría. En una palabra: originalidad. Y por solo esto: mil dólares como premio. No voy a decir que salte de la cama al techo y de vuelta al piso, porque no congeniaría con mi personalidad tranquila, sino digamos que me aboqué, con cierto apremio, a escribir una historia que comenzó a gestarse en mi cabeza, fagocitando demás pensamientos, suscitada por el dicho concurso.
Entonces prendí la computadora, tome el teclado por las riendas, y escribí vertiginosamente esta vertiginosa historia:
Si tuviera que hacer una última llamada y fuera la única, llamaría a un amigo con el cual hubiera pactado de antemano (previamente) la siguiente odisea que él debería efectuar para, por supuesto, mi propio y único beneficio: se tendría que tomar un avión sin escalas de la American Airlines con destino a EEUU, al llegar ahí, se tendría que tomar inmediatamente un taxi (que, según los films, siempre no hay ni uno cuando se necesitan con furiosa inmediatez) y le tendría que decir al tachero que meta cuarta y le pegue al pedal a fondo para llegar sin demora al Empire State (que según creo es el edificio más alto, no te digo las twin towers porque ya no existen...). Una vez allí, se tendría que meter en el ascensor, y habiendo lidiado con la multitud de coreanos, japoneses, cámaras Polaroid, filmadoras Sony y demás cosas turistas, tendría subir hasta la terraza, y con una pinza que tendría que sacar del bolsillo trasero de los jeans azules (esas cosas casuales, ¿quien no tiene hoy por hoy una pinza con mango rojo en el bolsillo trasero de sus pantalones?) tendría que hacer un agujero de 2 metros de largo por 1 de ancho en la cerca de alambre y se tendría que parar en el borde del abismo (no me pregunten por el guardia que debería detener todo esto, sino, no hay historia. Digamos que en el momento que mi amigo subía por el ascensor de la derecha, el guardia bajaba por el ascensor de la izquierda porque tuvo que ir de urgencia al baño del quinto subsuelo, y que una vez allí se dio cuenta que lo que tenia que hacer en el baño era mucho mas grave y complicado que un simple pis).
Volviendo a mi amigo. En el instante en que sus cabellos se sacuden con el feroz vendaval de la altura en la que se encuentra, reciba una llamada de su celular(digamos a las 16.03.45). Ese sería yo.
(aquí transcribo la conversación telefónica)
- ¿¡Hola!?.- pregunta mi amigo.
- Hola, ¡Marcos! ¿Qué hacés, todo bien? ¿Ya estas ahí?.- lo cuestiono yo.
- Si acá estoy.- Me contesta y dice - No sabes que linda que es Nueva York en esta época del año. Lastima que no tuve demasiado tiempo para comprar algún recuerdo, como la remera que dice I (corazón rojo) NY...-
- ¡Che! Cállate un poco y escúchame, que no tengo mucho tiempo y sabés que solo puedo hacer esta única llamada.- Le digo.
- ¿Por qué? ¿No tenés más plata? No te preocupes, llamáme por cobro revertido.-
- ¡No! No es por eso. Es porque así son las bases del concurso. Bah, no preguntes mas.. vamos a lo nuestro.- Le digo yo, siempre yendo al grano.
- Bueno, dale que ahí voy, ¿eh? ¿Listo?.-
- Si, dale, tiráte...- espero unos momentos y pregunto - ¿Y? ¿Ya te tiraste?... ¿hola?... Marcos... ¿Ya te tiraste o no?.-
- Tengo miedo... - dice mi amigo y se larga a llorar.-
-¡Que! No, Marcos, ahora no, no ves que si no te tirás no me voy a ganar el premio por la originalidad de la llamada?. Siempre pensando en vos, sos terrible. Escucháme, además te estoy haciendo un favor, porque entre todos mis amigos vos sos el mas depresivo, el que siempre anda por ahí con las pastillas para dormir y hablando porquerías filosóficas sobre un mundo que no vale la pena... no me podés hacer esto justo ahora. Dale Marcos, te tenés que tirar.- le insto yo, siempre tan pedagógico, tan comprensivo y tan buen samaritano.
- Es que... no sé, ahora me agarro el miedo y la consecuente conciencia de la locura que estoy cometiendo. Ahora, gracias a esto, mi vida tiene un sentido. Tenia que estar en una situación límite para darme cuenta que mi vida si valía de algo...-
- ¡No me jodas! No me vengas con que te curaste milagrosamente...¡noooooooo! Ni se te ocurra irte de ahí. Te tenés que tirar para que yo sepa que es lo que se siente suicidarse de esa manera, hasta el último momento. Ahí esta la originalidad que le quiero dar a esta llamada. Quiero dar a conocer algo que es un gran misterio y si no te tirás y no me contás que se siente tirarse, si no me contás que cosas te pasan por la cabeza hasta ese ultimo momento de lucidez mental que vas a tener antes de que tu cráneo se destruya contra el pavimento con un sonido pulposo, no voy a ganar el concurso!. Si me haces esto, si no me ayudas, hubiera sido lo mismo que hubiera dicho como original que la llamada la haría a través del tiempo para tener una entrevista con Jesús o con Hitler. Ya sé que esas opciones son sumamente originales también, pero me gusta esta más que otras. ¿Marcos, me estas escuchando? Dale, que me quedan solo un minuto y quince segundos.- le explico, ligeramente exacerbado.
- No, no me voy a tirar. Ahora comprendo que la vida vale de algo y no me pienso tirar. Lo siento mucho, pero no. Bueno, te dejo, te corto porque necesito la mano que sostiene el celular para poder agarrarme mas firme del borde y no caerme. Seria muy estúpido que me cayera por un accidente. Chau, hablamos cuando llegue a casa, ¿qué decís?.- Me dice, como si nada.
- No, por favor, dividimos el premio, dale no me cortes... no me cor-
En ese momento mi amigo me corta la comunicación y yo me quedo sin idea original para el concurso. Pero lo que es mejor aún es que no me entero que mi amigo cuando corta y se decide bajar de la cornisa, relegando de su decisión de cometer suicidio, es alcanzado por cinco de las seis balas que salieron de la pistola del frenético guardia de seguridad que habiendo gritado y gritado hasta la afonía que Marcos se bajara de la cornisa, pensando que era un terrorista y que eso era otro ataque terrorista, había apretado el gatillo de su arma diez veces dándole muerte a mi amigo, esa muerte tan esperada por mí.

El mundo es una porquería. Termine sin saber que se siente en la última fracción de vida en este mundo, no gane el concurso y encima gaste plata en pagarle a mi amigo el viaje a EEUU. ¡Cómo me gustaría que estuviese vivo, el muy turro, para decirle que me devolviera la plata del viaje, y hasta la que gaste en la llamada telefónica! Bah, pensándolo bien quizás se la vaya a pedir a su madre. Eso si, una vez que se entere de que su hijo se murió. Para que no sospeche de mí... o sino voy antes, así la encuentro con buen estado de ánimo y más propensa a darme la plata en vez de darme un sermón sobre la muerte de su hijo, mientras el cuerpo putrefacto de Marcos impregna su olor mortuoso a la cal de las paredes de la habitación dispuesta como albergue del cajón y cuerpo a plena vista de mi mejor amigo. Marcos, el mejor amigo que tuve. Eso sí, antes de su última, única y terrible traición.
Dondequiera que este, ojalá que la este pasando mal.

MR KArenin

Texto agregado el 23-10-2003, y leído por 179 visitantes. (0 votos)


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