Inicio / Cuenteros Locales / pioxo / Tu voz.
El cuerpo se estremece al oír tu voz,
se enraízan uno al otro.
La piel al calor, con mi cuerpo
y la voz al contacto, con tu boca.
La muerte merodea libre
entre las sabanas de algodón,
cruzas corriendo las calles
y ardes en cada esquina.
-Nos mojamos el cuerpo de sed-
Silenciosos brincos sobre la cama,
narramos detalle a detalle
los murmullos de los labios.
Movimientos frágiles
en busca de tus caderas.
Acelero los trazos de sutura,
rodeo las pisadas en mi cabeza
y enloquezco al aire con las palabras.
Me detengo a observar las manchas de las paredes
y con la boca atravieso tus piernas,
manchando la mente de nubes tenues
para ir de espaldas a la ternura de la muerte.
Sin controlar los movimientos
desgarro vorazmente los harapos de tu piel
y giro lento y cansado en busca tu cuello.
Tocando uno a uno los lunares de tu espalda,
me dispongo a tenderte una trampa
para que caigas diáfana y con la mirada perdida.
Oigo tu voz y deambulo por el cuarto,
me detengo nuevamente frente al espejo,
desnudo y sentado sobre está silla
cruzo la mirada en la cama
y en los vacíos sonidos de tu cuerpo,
el mío en su lugar, en el suelo;
esperando inmóvil los ruidos de tu voz.
Enmudezco torpe, pausado, con miedo
de sentir tu aliento en el cuello.
(El amor no vuela, ni cruza las ventanas del olvido,
sólo gira por todos los rincones y por ningún espacio)
Pij. |
Texto agregado el 06-11-2005, y leído por 98
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