La vida sigue pasando igual, todo conserva esa línea permanente que la hace monótona y deprimente.
No paso últimamente por ninguna esquina de la ciudad donde vivo que no me traiga un recuerdo de algo que fue y ya no existe. Solo quedo yo de esos momentos, dentro de mi pensamiento fluyen deseos de haber parado mi camino en alguno de esos recuerdos, pero a la vez siento que mi vida a sido de esta forma por algo que me hace ser así, cercano y distante a la vez.
Hace tiempo que no dejo de pensar en lo que me ocurre, no consigo decidirme nunca, no puedo aferrarme a una relación y las ganas de vivir se me escapan de entre las manos, me siento una marioneta abandonada en un baúl que ya nadie abrirá.
Durante muchos años he reaccionado según el viento que soplase, cambiando de dirección impetuosamente, sin pensar en las consecuencias ni en el dolor que podía hacer por mi actitud y de repente toda la conciencia que creía inexistente, se me ha amontonado dentro del pecho y no me deja respirar. Ahora me siento triste y cansado.
La imagen de mis errores concientes no me dejan respirar ni un solo segundo sin el miedo ha romper algo y lo peor es que tampoco puedo dejar de escribir sobre esto.
Siempre me ha gustado escribir, era una forma de sacar de mi adentro algo que me turbaba y no me dejaba dormir, pero con la sensación que me esta asfixiando en estos momentos, en estos días que pasan y pasan irremediablemente amontonándose y convirtiéndose en meses, no puedo, aunque los plasme sobre un papel no se van, no me dejan tranquilo.
No puedo soportar ver como la gente que me rodea me de cariño, me muestre sus sentimientos ya que al ver tanta luz me deja mas ciego. Sin saber porque, huyo del amor que ellos creen que merezco, simplemente porque me he convencido que no es verdad, que no merezco nada, simplemente mi odio hacia mi mismo me hace ser esa persona cercana y distante a la vez. Me camuflo dentro de un rol generado para el engaño sin mostrar mi verdadera cara, la de un ser débil y necesitada de afecto, pero he intentado encubrirla tantas veces que creo que se me a olvidado realmente.
No me siento digno de nada, ni de nadie.