SE ACABÓ EL COMBATE

Toma las tijeras con una sonrisa en el rostro; se estrella contra el frente de un Jetta plateado recién salido de la agencia y se golpea la cabeza, no siente los hombros.

Su paradigmática personalidad le evita continuar con el ejercicio. Sale del coche tembloroso, y acelera su Derby; la adrenalina aumenta, pierde el control.

Se avecina una tormenta y sin embargo sube al coche, se toma un antidepresivo y sale disparatado; recuerda que ha dejado su agenda en el coche y le da igual. Puede desnudarse y correr por la calle pero no hay tiempo.

Sube al auto y sostiene firme el volante, es hora de arrancar, Laura le da un beso y no siente nada, recuerda que sólo descalzo puede manejar y se quita el calzado, se dispone a encenderlo.

Le ha vuelto el dolor de espalda, truena los dedos de la emoción y tararea la canción de R.E.M.; Cruza la calle, un Jetta plateado casi lo atropella. Retiene en su mirada el kilometraje y mete primera, es muy tarde, cambia las tijeras por una navaja y concluye el ejercicio.

Se queda perplejo y se niega a llorar, saca un klinex y se limpia la sangre que le ha dejado la herida en la boca. Sale de casa con el mismo pánico con el que se ha levantado y se va sin desayunar.