EL AMOR
El amor es el alimento que necesitan todos los seres humanos para realizar nuestra grandeza.
Al aprender a amarse a uno mismo, se aprende a amar de verdad.
Cuando algo nos hace sufrir, cuando tenemos miedo o estamos afligidos, y logramos ver una luz en la oscuridad, no nos sentimos tan solos. Esa luz es como el resplandor del amor de alguien, que nos da calidez y nos consuela.
Cada uno de nosotros lleva dentro de sí la luz de su amor, la que se hace más brillante en la medida que ese amor que tenemos es más puro y fuerte. Cada uno de nosotros tiene una infinita provisión de amor para dar, y mientras más damos, más tenemos aún que dar.
En alguna parte leí que la “felicidad es sentirse bien consigo mismo”, pero también he aprendido que es difícil sentirse así siempre. De allí que debemos atesorar esos instantes o momentos en que nos sentimos felices, pues curiosamente también siempre está presente el amor en ellos.
No cabe ninguna duda que la vida es como una serie de puertas que se abren y se cierran mientras transcurren nuestras vidas. Lo importante es saber en qué momento las debemos abrir y cuál es la que corresponde para ese instante. Muchas de esas puertas al abrirlas nos mostrarán obstáculos, que en realidad son desafíos de vida que debemos salvar para superarnos y crecer. Cada uno de esos desafíos al ir superándolos nos irán dando a conocer que debemos cosechar mucho amor, pues de eso está hecha nuestra vida, de amor para dar y de amor para recibir.
En algún momento de nuestras vidas, la luz del amor emanará de nuestro corazón, como una luz hermosa, hermosísima y la veremos inundar nuestro cuerpo entero, y todo lo que nuestros sentidos vayan experimentando será solo amor. Todo lo que nuestros brazos rodeen y nuestras manos acaricien o toquen, será transformado en amor.
Alfildama - Guillermo Gaete 10.99 ©
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