La noche quieta se desdibuja en los colores púrpura del amanecer como se borran tus dulces besos en aquel lejano ayer. Ya despiertan las aves abandonan el nido arropados ligeramente con los primeros rayos del sol. Ya amanece… y se seca la última lágrima que por tu amor tristemente en mi soledad derramaré. Ya amanece y las primeras campanadas de la vieja iglesia de mi pueblo entonan un réquiem para tu amor.
Texto agregado el 05-11-2005, y leído por 159 visitantes. (3 votos)