Para que sepas, las canciones no solo están para escucharlas, si no que para cantarlas. Vívelas también, respira sus acordes, mágicas ilusiones de eternas primaveras, momentos interminables que perduran en tu vida, en tus recuerdos. ¿Quién habla de felicidad? Nadie es feliz, sólo interpretamos sus codificaciones en transmutaciones de emociones, llamados momentos. Un instante malo, negativo, será eso, no un momento. Un terrible episodio en el camino de la vuelta a casa tras haber ido a nuestro teatro, eso solamente es eso, no es un momento. Cada uno respira por que si no lo hace se muere. Os digo que cada quién también vive momentos, porque sin ellos no sería. Es como un rompecabezas. Cuando aciertas con cada pieza, aunque el puzzle sea de cientos de miles de ella, tu esperanza se estará forjando, y sonreirás, por que sin esa mínima pieza, no podrías continuar, con aquel estratosférico dilema. Así que… ¡Canta! Que tu piel sea irreversible y mires con tus ojos dados vuelta el interior de tu alma. Fortalécete con eso momentos, pues sin ellos, no podrías continuar tu amalgama frágil de la existencia. ¡Vive! ¡Canta! ¡Ama! Aprovecha que estás vivo, y aunque muchos digan que existe otra vida, ahora es el tiempo de hacer las cosas, no en el nirvana ni reencarnado en un pollo o en un hombre poderoso del fururo lejano; la muerte es el fin, irrefutablemente, pues nuestro puzzle, no se podrá terminar.

Aunque muchas masas canten canciones de tristeza, que la tuya sea de la esencia de la vida. ¿Te ríes? ¿De qué te burlas? Sin amor, tus padres no se hubieran enamorado, ni mucho menos tenerte a ti para que ahora te mofes. Nadie lo puede negar, es la esencia de toda sustancia, sea física o elemental. Sin esa esencia, ni siquiera los delincuentes se sentirían satisfechos con los botines de sus robos, esos que para ellos, son sus momentos. Para ellos, no para los justos. El momento te hará sentir feliz, en paz y en tranquilidad, sólo y solamente sólo cuando sea de una naturaleza pura y exquisitamente probada, no vana, no sin propósito. Por eso, cuando tu corazón late fuerte de emoción, no lo arrojes a la basura, no lo calles, no le tapes la boca. Comprueba si está acorde con tu raciocinio, y si lo está, habrás logrado un momento que te llenará de la esencia que rige el universo. ¡Canta! SÍ, ¡CANTA! ¡Sonríe! ¡Alégrate cuando tengas la oportunidad para hacerlo! Quien sabe si volveremos a tener esa misma oportunidad.

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