La mujer faliciza cualquier parte de su cuerpo mediante el manejo del pudor un arma que desarrolla ante la dramática privación del falo -el no tener-.

Es preciso, entonces, respetar el velo y no descubrir a la bella escondida adentro, pues detrás del velo, siempre habrá algo.
Algo que es cubierto.

Si se cubre a la mujer es porque no se le puede descubrir. Hay que inventarla, afirmaba J.A. Miller.

Ha habido un interés cultural en todas las épocas por cubrir a la mujer. El pudor se trata del primero de los semblantes en su historia. Digamos el primer recurso que adopta la mujer sin falo como medio para subsistir.

Mujer de clítoris cubierto. El velo que retoca tu tesoro te llevará por siempre a vivir divina y oculta.

Sea una silenciosa odalisca de traje azul o dorado de zapatos blancuzcos. Irresisitible la seducción de tu baile parece castigar al hombre desde la esclavitud de tu protesta. Mujer de Argel, las cadenas morales con que se te sujeta.

O la típica tapada limeña. Observa con desvergonzada solemnidad y medio rostro cubierto por flores, por marrón velo, por su coqueta rebeldía. La tapada que ríe y sueña con helénicos amores".

En nombre del pudor se consagra hacia el infinito la sigilia con que la mujer serpentea en su frágil andar.