Hace tiempo ya que no te escribía.
Con las yemas de los dedos quemadas de fumarme hasta tu último respiro, te escribo otra vez.
Por esta necesidad -sólo mía- de no despegarme de ti, de tu sonrisa.
Porque quiero volver a recordarte, recordar tus manos de dedos largos, tus manos con las venas hinchadas hasta el antebrazo, fuertes, suaves.
Tu cuello grueso, cálido con olor a todo tú.
Tu nariz, tu sonrisa, tus ojos pequeños, todos esos detalles que me enamoraron de tí, de tu escencia, de tu cuerpo, de tus males.
Escucho de fondo a Sade ¿Recuerdas? El segundo tema del disco Promise, y de repente aparecemos tu y yo comentando sobre un libro de Paulo Coelho... Luego en una noche de copas bailando al son de Juan Luis Guerra y sabor a vino en los labios. Y de nuevo tú, aquí conmigo, dentro mío, en donde puedo guardarte, tenerte, extrañarte.
No olvido, amor, no quiero hacerlo, eso quería decirte, por eso te escribo. |