Apareció de pronto, una silueta oscura…cuando sus ojos se adaptaron a la penumbra, pudo distinguir su contorno, parecía humano…¿un humano de dos metros y medio de altura?, de gran corpulencia, esbelta y a la vez desmesurada en masa muscular… el ente le sonrió lentamente, él todavía no podía distinguir entre el sueño y la realidad, pero evidentemente estaba despierto; Trató de decir algo, pero fue en vano, sus labios no respondían, a la vez., una voz que parecía venir de todos los rincones de su habitación lo detuvo….No, no, no, no…la voz era cálida, envolvente, anestésica…se dejó llevar,
¿Cuánto tiempo te costó madurar la idea?...hasta que la idea se posó en tu mente, ¿Cuántas veces te hiciste la pregunta?, y ¿Cuántas veces intuías la respuesta?...Obviamente no lo recuerdas, pero tienes la certeza de que fueron muchas. Ahora, ya sabes la verdad, mi aspecto te lo ha revelado, pero aún sientes miedo, y mi deber es hacer que eso cambie…
La tenue luz de la habitación se tornó de un rojo intenso, y la atmósfera adquirió una característica nefasta…el ente, se puso de pié, palpó su propio cuerpo, hizo una delicada pausa en cada una de sus cicatrices, presionó cada herida hasta que un liquido verde se mezcló con el rojo de su piel.
¡No puedo creerlo!, ¡No es cierto!, no es cierto, agregó en voz baja. Si lo es, es cierto, al terminar la frase levantó su cabeza que durante todo el dialogo había permanecida inclinada hacia el piso…al momento comprendió que estaba despierto, la realidad lo golpeó, lo golpeó con el rostro sinistro que le había sido revelado… en esos ojos estaba la respuesta, tan solo con mirarlos sintió un calor que lo recorría… y pudo darse cuenta…¡Al fin lo hiciste!, dijo la voz, ahora ya lo sabes, y el rostro esbozó una sonrisa…sonrisa compasiva que no lograba ocultar los afilados colmillos que en la penumbra parecían iluminarse con el amarillo intenso de sus ojos.
Lo que tu llamas infierno si existe, y hay en el un lugar para ti… no puedo mostrarte lo que ahí encontrarás, pero creme que hay un lugar para todos, no como acá, en donde solo unos pocos tiene cabida…la decisión está en ti, y puedo darte a cambio lo que desees. Lo que desees, repitió la voz.
El rojo intenso de la habitación fue debilitándose dando paso a un suave azul, el aire se tornó mas respirable, se percató de que en ningún momento sintió pavor, y eso lo atemorizó… ¿No sentir miedo?, ¡No puedo ser parte de esto!, gritó, y el grito fue apagado velozmente por su propia inseguridad. ¡No puedes negarlo!, dijo la voz, asume que deseas conocerlo… aquel lugar mítico, aquel lugar del cual todos hablan con recelo e ignorancia…yo puedo sacarte e esa ignorancia. Sintió que el sudor resbalaba hasta su boca, se cubrió la cara con sus manos, abrió lo ojos, pero la figura seguía en el mismo sitio; está bien, dijo, te creo, pero necesito aún así necesito pensarlo…dame tiempo.
¿Tiempo?, todo el que desees, dispongo de siglos, ¡Siglos!, eternamente… Aakthon siempre los ha tenido y seguirá teniéndolos, y teniendo el poder de darte todo lo que desees en esta vida… ¿Cuantos placeres te imaginas?, ¡dime! ¿Cuáles? y te los daré….Puedo darte todo, a cambio de tan solo… tu eterna compañía en el lugar que tu ya sabes que existe, ese lugar del que todos hablan… pero que nadie conoce en este mundo… ¡Nadie!, excepto aquel…que resucitó al tercer día…
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