Ansío tener el pretexto perfecto
para hacer de estos días
epísodios de una celebración fatal.
Camino con la esperanza de recorrer
a pies descalzos,
la belleza en brasas de este mundo,
las hermosas playas de vidrio molido
y respirar profundamente
los aires toxicos y moribundos
que hoy por hoy rondan libres
por estas tierras, por esta ciudad.
Deseo contener por poco tiempo,
los tremendos deseos belicosos de paz.
Intento gritar a viva voz,
esta silenciosa protesta
que no hace más labor que prestar la mente
a un par de quejas del alma,
y de muchos otros hombres
que como yo detestan este amado vivir,
este perfecto desorden, tan precisa verdad.
Pues intento gritar a viva voz,
esta silenciosa protesta,
que hoy por hoy yace eterna y circunscrita
en lo más medular y profundo
de este mar de seres vivos.
Ciegos sin ojos... que día a día
intentan ver con las manos
y sentir con los pies,
tan vanales deseos de gloria
en un mundo que ha cerrado las puertas
a lo escencial. Y ha dejado entrar antes
a lo pueril...
Que se yo de lo pueril,
han acusado hoy temprano los diarios,
herramientas sin compasión, vagos de mierda
quienes han demostrado nuevamente
cuan insignificante resulto,
ante el poder de la mediática verdad.
Ansío tener el pretexto perfecto
para hacer de estos días
epísodios de una celebración fatal.
Nuevamente abrir los ojos,
en una mañana como esta,
fingiendo ser libre,
o quiza el menos atormentado,
de esta turba de esclavos amnésicos,
de este inconcluso estado de catarsis mental... |