La primera vez que la ví
me deje llevar rápidamente
Esos dos ojos grandes negros
eran dos cavernas con lechuzas alrededor
aleteando e imitando el vuelo del colibrí
Después de unas horas me di cuenta que más que lechuza era tan inocentemente bella
como un colibrí con ojos de búho
Frágil pero veloz
pajarillo tímido e huidizo,
majadero,
Iba de flor en flor con inocencia sin igual

Pero luego de encontrar la luz de la noche
nuevamente volvía a la oscuridad fúnebre
de las tinieblas borrascosas
sepulcrales
Y no había sido casualidad que en mi primera impresión, esos brazaletes negros, punk o metaleros, qué se yo de estas ondas adolescentes,
con temibles púas plateadas
me remitieran a imaginarla
y soñarla como si fuera el mismísimo gavilán hambriento,
y sus filudas garras,
luego intuí que después de esa noche nebulosa
al otro día por la mañana
sería otra vez la niña hermosa con que deliraban mis retinas
Vestida de seda, tul blanco y zapatos de princesa

Y pues su mirada era así
Se conjugaba en el fondo,
pues dicen que la mirada es el espejo del alma,
con su real forma de ser
Su mirada pícara, traviesa
ingenua, mordaz pero astuta,
a la vez, también fantasmal
Sus dos ojos gigantescos
redondos
servían de poste para su delicada figura larga
delgada, elegante
de frugal andar
e inocencia de dioses

Y sentía su cosquilleo
el ardor que me transmitía cuando accidentalmente me rozaba
al azár chocábamos
y me parecía versar
casi con miedo que
nada tiene de malo tocarse entre sí
cuando nada tiene que ver el sexo
en un encuentro frivolo de amigos
de un martes por la tarde
o en una visita primeriza de un jovencito y una jovencita
en el extraño vacío de un dormitorio sin leña ni fogata

Y parecía esa era su canción
Pero después de haberle hecho el amor,
ya un buen tiempo después, pensé distinto
Si, esas pocas, pero intensas veces
no las infinitas como mi alma hubiera deseado en su más intenso ansiar,
y con las que creo aún sueño,
esas noches de locura y pasión
en que ambos eramos tan cercanos y tan ajenos a la vez, tan distantes y tan compenetrados
Esas noches
en que yo era de otra y tu de otro
y nuestro encuentro intempestivo prohibido
lo único, verdaderamente nuestro,

ese amor odio
Estoy seguro jamás ella olvidará

Odio y Amor
De gavilanes y picaflores, de noches apasionadas y de tardes coloquiales, de rabia, rencor y ternura
de amores imposibles y amores ajenos