-YO
Había una vez un individuo inventando un aparatito para divertirse porque en esos tiempos no habían aparatitos electrónicos ni automóviles y no recuerdo si habían bicicletas.

El creativo personaje tomó una ruedita chiquitita (deben haber habido bicicletas entonces) de madera de un diámetro del largo de su dedo pulgar y una pulgada de espesor. Le hizo una angosta hendidura en toda la zona plana al centro de su perímetro y le ató un cordelito en la pequeña circunsferencia que quedó en la hendidura. El otro extremo de la cuerda lo ató de igual manera al comienzo de su dedo medio.

Tan contento y orgulloso de su invento estaba nuestro amigo, que jugando a enrollar y desenrollar el cordel en la ruedita, paseaba por la plaza a dos cuadras de su casa.

Antes que el atardecer llegara a su pueblito, se encontró con un viejo conocido:

-Hola.
-ffhhffhh... Hohola-contestó.
-¡Qué bonito tu aparatito! ¿Quién lo diseñó?
-...iii i ii ...-musitaba.
-¿Cómo se llama?
-...nnn...n -musitaba nuevamente.
-¿Quién lo hizo?
-¿Cómo se llama? -reiteraba alegremente el viejo amigo.
-YO-YO.
-Se llama YO-YO, que nombre tan raro...original.
-nnn....-aclaraba.
-¡¡Bonifacio!! -se escuchaba a lo lejos-. Era la madre de su viejo amigo que le llamaba para tomar el té.
-Nos vemos luego -se despedía.
-sssssí -respondió el inventor.

Parece que nuestro amigo era tartamudo, pero no debe haberle molestado la mal interpretación. Después de todo él lo inventó ¿no?