2:30 pm
Voy saliendo del colegio y me encuentro con una algarabía total…Le pregunto a mi amigo que pasa, pero tampoco me sabe decir. Nos acercamos a un poste y vemos un letrero pegado, el cual también está en lo otros postes, que decía: “A todos los seres humanos. Por medio de la presente se les informa que el Congreso Celestial ha decidido hacer a todos los seres humanos inmortales”. Tomé la mano de mi amigo y le dije: “¡Qué bien!”. Él también estaba contento.
Así, decidimos ir camino a casa. En el jardín de la plaza cada quien tomó su camino y así, con mi mochila a la espalda y mi guitarra colgada en un hombro decidí caminar hacia mi casa.
Tomé las llaves y abrí la puerta, entré y dejé mis cosas sobre el sillón. “¡Ya llegué mamá!”, grité, pero nadie contestó. Mmm, mi madre aún no llega, pensé.
Así que subí las escaleras camino a mi cuarto y apenas alcé la cara vi a una mujer acostada en mi cama. Una mujer realmente bella, aunque su aspecto era como en los últimos momentos de vida de una persona.
Me acerqué y le dije: “¿Quién eres tú, qué haces en mi cuarto?”.
Ella tomó de mi mano (que por cierto estaba realmente fría) y me dijo: “¿Viste el mensaje que se dio a la humanidad?”
Asentí con la cabeza y me dijo que ella era la única persona que no estaba de acuerdo.
En ese momento, lo primero que pasó por mi mente, y no evité decirlo fue: “¿Tú eres la muerte verdad?” Ella instantáneamente volteó para otro lado y dijo que era muy inteligente.
Hubo un silencio, y ella miraba fijamente al vacío. Le dije que talvez para ella no era positivo, pero que así todos podríamos hacer lo que quisieramos y no nos lamentaríamos de ¿por qué no hice esto?, o ¿Por qué no le dije?, o cosas por el estilo.
Ella me miró a los ojos. Sonrío y me dijo que había mas cosas negativas que positivas.
Sus palabras exactas fueron:
“Tú y la mayoría de los seres humanos están de acuerdo con el decreto. Pero te has puesto a pensar de los que tienen alguna enfermedad, de los que sufren en los hospitales por tener una enfermedad terminal. Qué será de los que son ancianos y ya están cansados de vivir. Qué será de tus amigos cuando sean grandes y el estrés de la vida no les pueda permitir continuar. Qué será de ti, en un tiempo, cuando ya tu cuerpo no te responda y no puedas morir. No es el caso el hacerlos inmortales para hacer lo que quieran. Sin mí, los humanos harán lo que quieran, no tendrán respeto por nada ni por nadie, pues no habrá ese límite que los detenga.”
La muerte apretó mas fuerte mi mano.
“¿Y si tu mueres, quién te va a llevar?”
-Lole!!! Ya son las seis, ya se te hizo tarde para llegar a la escuela… ¿qué no escuchaste el despertador? Vamos, párate… - gritó mi madre...
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