Peligroso
como el humo del cigarro,
traicionero como el vino,
veo como tu rostro
se revuelca en mi estomago,
como fermenta
tu recuerdo en las mañanas.

Deja embriagarme
en la locura sincera
y dañina para otros,
deja que beba urgentemente
de tus labios amor,
deja beberte.

Porque mi mente
se vuelve de papel
cuando hablas desde lejos,
por qué después de ti
todo bar parece vacío
aunque ronden mil sombras
tratando de embellecer
lo que yo he arruinado.

puedo ser lo que quieras
tu farol, tu luz nocturna
tu ángel interesado
sólo en cuidarte a ti,
he sido un ángel sin alas
y sin aureola
para pasar inadvertido ante ti.

La música
árida y ultramarina
de tus palabras silentes,
es la melodía perfecta
para despertar,
para hacer una siesta,
para dormir y descansar
con el deseo único
y parasitario
de tenerte aquí.

Deja darte el alma
en el desespero
de la conciencia
helada y calurosa
cuando me afiebre tu pensar,
cuando empiece a temblar
y a respirar cada vez
con menos fuerza...

Eres peligroso
como una noche
violenta porteña,
eres traicionero
como la hierva
que va juntándose con las paredes,
eres la borrachera
y la sinceridad de mi resaca...

... pero todo se olvida, se me olvida.