Sobre las verdes llanuras de su mirada
cae dulce una llovizna salada.
En su inocencia, la guerra no existe
y sus brazos son suficiente refugio.
Solo un estruendo de incendio
y ya ni sus brazos pueden proteger
a la dulce criatura oculta en sus sueños.
Texto agregado el 02-11-2005, y leído por 219
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Una triste realidad. Muy bueno en verdad. Un abrazo -para que acompañen, aunque no protejan del todo...- Ikalinen
09-11-2005
esta buena la idea, pero algo le falto al final. buena forma de narración. daniella
03-11-2005
los brazos nunca son suficiente refugio...uno siempre está necesitando afecto, robándolo, canjeándolo y ganándoselo, buscándolo y encontrándolo..nunca alcanza...y nunca va a alcanzar.. sade_532