Salimos de un libro de caricaturas a asaltar al mundo. Nuestro primer obstáculo fue el toparnos con la realidad. Fuimos incapaces de interpretarla y tuvimos miedo de permanecer eternamente en el estado de garabato.
Al menos los humanos tienen la capacidad de morir, es entonces cuando lo real se les manifiesta. Por lo menos tienen esa oportunidad, nosotros no. Nuestro estado dura para siempre a menos que hallemos una puerta mediante la cual nos hagamos reales.
Yo sostenía que es imposible ser real y so sostenía mediante argucias filosóficas, pero no todos estaban de acuerdo.
Habló uno que había sido atrapado desde su estado de irrealidad en un libro mediante un proceso al que llaman inspiración:
- No olviden que ser real no significa lo mismo que ser humano, nosotros y ellos poseemos propiedades distintas. Ellos son seres efímeros con una oportunidad cierta y segura a la que muchos temen. Nosotros en cambio poseemos la oportunidad mas no la seguridad de obtenerla, debemos alcanzarla sin contar con la muerte por nuestros propios medios.
- Es imposible que nos volvamos reales - insistí mientras me volvía perceptiblemente más garabato lo cual era una muestra de que no me hallaba en lo correcto.
Hubo un "Oh" de sorpresa y luego de aprobación, era un paso hacia adelante hacia el descubrimiento de lo que estábamos constituidos.
En el plano caricaturezco todo posee dos dimensiones y no existe el tiempo, sin embargo todo es seguro: todo es tal cual se dibujo. En el plano humano todo es tal cual las cosas aparentan ser pero subsisten las dudas, hasta en la relación entre el círculo y su redio existe una contradicción. Encontramos entonces que entre el plano caricaturezco del cual, como garabatos, estamos constituidos y el plano al que llamamos real, se encuentra el plano humano al cual no sabemos si hacer caso o no.
- Debemos hacerle caso pero sin considerarlo real - Dijo el Capitán el cual había sido pescado por un dibujante varios años ha.
- Lo cual puede ser una trampa - contesté yo.
Propuse que el plano humano fuese pasado por alto, que todo lo humano no consistía más que en una interpretación humana de lo real, lo cual esencialmente a ésta no afectaba. Creía yo que el mundo puede desaparecer o ser destruido pero que eso no afectaba a la realidad. Argulló otro sin embargo que si el mundo desaparece o es destruido ése fenómeno sería descriptivo del mecanismo y funcionamiento de la realidad.
El mundo está constituido por imágenes suceptibles de seren interpretadas. Toda interpretación genera una reacción hacia la imagen que fue interpretada por parte del interpretador.
¿Es eso real?
Todos estuvieron de acuerdo que sí.
Sin embargo toda interpretación no es correcta, toda interpretación es parcial, pero la reacción que genera para con la imagen la altera de una manera que quien lo reraliza no es capaz de predecir, ya que quien reacciona ante la interpretación de una imagen reacciona dando como correcta su interpretación en cuanto a lo que la imagen es.
- Es por eso que debemos ser reales - dijo un otro - para no caer en los errores de los espejismos del mundo porque si no el mundo nos tragará lo cual es peor que la muerte porque no podremos huir.
Era cierto: la imagen del Infierno se nos convirtió en una realidad: ser tragados por el mundo por nuestros errores para con él y no poder huir: quedar atrapados a conciencia para siempre!
Lloré porque yo no era más que un triste garabato.
Quise pensar que el mundo era más que una imagen suceptible de interpretación, que bajo toda máscara del mundo existía una realidad. Luego pensé que si esa realidad existía ya no existe porque la imagen original, el rostro verdadero, había sido ya alterado por todas las reacciones que había provocado su interpretación. Entonces caí en cuenta de que nada tiene sentido porque la realidad original había sido alterada convirtiendo a la realidad misma en el producto de una interpretación; dañando, por decirlo de alguna manera, la materia prima de la realidad. Pensé que no teníamos más remedio que flotar imperecederamente en el aire hasta ser pescado por alguien mediante eso a lo que llamé entonces una "inspiración desesperada" para ser nuevamente atrapado en una caricatura bajo la forma de un garabato.
- Debemos hacernos reales pronto si no deseamos regresar a la irrealidad - dijo Martín desesperado como desvaneciento sus líneas en un sueño.
Bastaba ya de filosofía y de búsqueda de realidad y de sentido de la misma. Todos, humanos e inhumanos somos lo mismo que lo que el mundo es: productos alterados desrrealizados debido a nuestros errores. Comprender esa tragedia - por decirlo de otra manera - es lo más real que alguna vez sentí. Sin embargo una vez más me equivoqué.
El Capitán se disolvió en la forma de una nube en un cuadro; dos en unas montañas confusas en el mismo cuadro; otro más en la sonrisa ambigua mitad piadosa y mitad burlona de un ángel también en el mismo cuadro. Se diría que nuestra realidad de ese momento en un segundo se convirtió en inspiración. Yo quedé atrapado en la firma de ese mismo cuadro sin haber sido jamás el pintor.
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