(Para que el "Yo" acceda a la conciencia del "Tú" debe ampararse primero en el "Nosotros". "Nosotros" es la Humanidad)


Hará unos dos años me hallaba en la etapa más creativa de mi carrera (mi carrera es mi vida, mi carrera hacia mi muerte). Me hallaba constantemente inspirado, me había creado, yo mismo, yo solito, una cosmogonía y por tanto una cosmovisión consistente en que la materia es energía y por lo tanto no meramente objetos. Mi visión de las cosas consistía en que entre todos existen relaciones energéticas más profundas que las razones que da la psicología. Descubrí que el canibalismo energético existe y me propuse pintarlo mediante la escritura.

No hacía más que pintar lo que veía: Cómo las personas se comen, se devoran unas a otras.

El resultado fue un Bum de mi vitalidad, de mi comprensión y de mi inspiración; pero apareció un factor negativo: me aliené por completo del resto de los humanos de los cuales desconfiaba... porque los entendía, más bien: entendía sus necesidades: acercarse y devorar (Devorar consiste en expectación (ilusión) decepción (desilusión) y aniquilamiento). Y, a pesar de estar en mi etapa más creativa me sentí solo.

Hoy en día he caido, he perdido mi visión (esa visión del funcionamiento de las cosas) y ya no poseo inspiración alguna para pintar mediante palabras cuadros y paisajes a la manera de El Bosco.

Eso no significa que las cosas no sigan funcionando de esa manera (del canibalismo energético), pero he perdido esa percepción. En lugar de alimentarla mediante la lectura de autores como Burroughs, Swedenborg o Lovecraft (como todos aquellos que perciben Demonios y otros seres), me propuse estudiar autores a los que sólo puedo clasificar como "Sociales": Platón, Aristóteles, Marx; Rousseau y todo autor que pretenda saber cómo organizar socialmente a la humanidad. Leo a uno y a otro: de Maquivelo paso a Hitler ("Mi lucha"), de Hitler paso a Marx, de Marx a Platón y todo lo que hallo son proposiciones, algunas contradictorias, pero todas ellas válidas y sólo validas si se ignora lo que es un ser humano en sí y en cambio se conceptializa a la Humanidad como masa a la cual se le puede dar cualquier forma.

Cuando leo a estos autores siempre digo "Se olvidaron de Mí" pero, cuando leo sus pretenciones para con todos me parece que no está mal (siempre y cuando no se cumpla).

Cuando escucho a un comunista me da la impresión de que quiere vaciar a los individuos de su individualidad (de su humanidad) y reducirlos a una masa abstracta: "rebañizarlos".

Pero, cuando escucho a un capitalista me parece que desea hacer lo mismo beneficiándose de la deshumanización (proletariación) de una mayoría.

Y, aunque lea propuestas contrarias me parece que casi todos buscan un mismo objetivo: Apoderarse de lo que somos, canalizándonos a lo que ellos consideran que debemos ser.

Es decir: Idealizándonos como "hijos".

Yo siempre he sentido que soy yo mismo (aunque la lectura de algunos autores me obligue a perderme de esta sensación "por el bien común") y como tal mi único deseo consiste en desarrollarme. Para desarrollarme limpiamente, para desarrollarme bien, no puedo hacerlo a costa de los demás (como el planteamiento burgués) si no en base a mí mismo (como todo buen individualista, mas no egoista).

En fin: encuentro que toda doctrina pretende manipularnos y que teme el desarrollo de nuestro propio potencial individual.
Por ejemplo: La lectura de Hitler me pareció muy grata hasta que pretende prohibir a todos y cada uno de los arios a mezclarse biológicamente con otra raza.
Me pregunté "¿Por qué Papá?" - su racismo es su punto de vista individual pero no es su perfección porque no tolera la libertad individual.

Marx tampoco tolera la libertad individual bajo el argumento del bien común ¿Puede existir el bien común cuando todos los individuos se ven obligados a autocastrarse por el bien común? ¿No es lo común la suma del estado individual de todos los individuos?

Pero hay que confesar que Rousseau es admirable a pesar de que queriendo construir un sistema humano perfecto halló veinte mil contradicciones.

Bakunin es otro que es admirable, pero toda su libertad se convierte en un hermoso caos incontrolable.

A todos estos individuos que he nombrado, a todos, los veo como individuos sumamente simpáticos y bien intencionados; algunos monstruosos (como Marx), pero todos interesantes. El mero hecho de querer organizar lo inorganizable me parece una empresa sumamente loable y valoro todo esfuerzo de la misma manera en que un dios vierte lágrimas por un ingenuo.

Yo no concibo otro campo para labrar más que el Yo - Mismo, jamás el de otro. Soy, en pocas palabras, el humano imperfecto, al que todos los grandes hombres le tendrían arrechera.