Pasada la hora convenida, nos encontramos en el espacio nocturno de nuestro exilio. Muchas veces nos preguntamos si es mas redituable amar a quién te sirve un amor de auxilio o luchar y sufrir por aquel amor de sangre como el nuestro. Siempre nos sigue un silencio, nos observan las oscuras sombras de nuestros recuerdos esos que nos desprendieron lagrimas; aquellos recuerdos, los mismos que hoy nos unen y nos llenan de culpas y aquella noche nos liberaban de fastidio.
Te levantas y te enfundas en una armadura que reconozco como el fin de la noche lo que traduce nuestra verdadera situación.
Aún y cuando me conforma el saber que no me amas y esto es mas que mera nostalgia de los cuarenta, no evita el reflujo de esta maldita sensación.
Estoy listo para partir otra vez, estamos solos en el oscuro castillo de tu inútil vida nueva y veo con tristeza como te destruyes por nada y dejas de pelear por esto que alguna vez no querias cambiar y hoy apenas es un buen recuerdo del que solo podemos conversar.