La noche abre sus alas
la rueda nocturna echa a andar nuestros tranvías
hay un lugar donde dejar las heridas
una puerta el aroma del sueño en la neblina.
Homero inaugura en la ventana
un inédito poema de amor
el girasol abrasador ya se extinguió
en los ojos y en las manos adormiladas.
La antiguedad del fuego
era el ojo prohibido en el espacio
insomnio ondulante en el oscuro desierto
nostalgia dorada
que ahora yace sobre la almohada.
Texto agregado el 01-11-2005, y leído por 249
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