Cuando relatado por dos palabras,
acaricié tu seno tentativo,
lleno de júbilo reciviendo mi sabia,
la que pasaría a beber de tu sabor agridulce.
Me condenaste, a vivir bajo tu regazo,
el mejor de los vicios de la vida, el amor,
ese que nos despierta en medio de la noche,
para calcular los tormentos de la verdad.
Aún, aún te abrazo en mi intimidad,
cuando despojado, me dejas bajo la humeda sábana,
la realidad vuelve, como el color amarillento del cielo,
el mismo,
que cubrió de oscuridad el día que te fuiste,
sobre esas piernas firmes,
que tantos sexos habrás abrazado.
Si te perdono,
no es más que por amor.
Si me muero,
aún será por amor.
Aún te amo, aún sin siquiera olerte,
aún, siendo una perversa mirada enloquecedora.
Me inmute, debo aceptar mi derrota con orgullo,
pues, aún siendo el perdedor
de tus ojos experimenté el amor...
aún, aún no me arrepiento,
de haberme convertido en una piedra al verte.
Meduza amada, semejante belleza,
que solo encuentro en tus maravillosas letras,
tan descuidadas de hermosura,
que recivo, bajo el umbral del cielo, a un angel,
que se apodera de mi conocimiento,
y domina mi amor,
el mismo que algún día arremeció el sol.
Aún me amas. aún es posible,
siempre y cuando el presente sea aún presente. |