Otra vez sola, fingiendo.
Como en los viejos tiempos.
Esos tiempos horribles, que tambien llevaban uniforme..
Solitarios y eternos como estos cuatro minutos.
Que tristeza profunda, desnuda, como la piel roja y vulnerable.
En ella misma, a la espera. Nerviosa.
Texto agregado el 01-11-2005, y leído por 104
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