¿Cuál era la gracia de un receso, recreo o “tiempo”?, si allí nunca pasaba nada nuevo o bueno y conocías gente que luego no te querías topar ni en un funeral… recreos. La mile estaba en el suyo y no podía dejar de pensar si quería o no salir del recreo junto a ese “tipo de la expansión”. ¿Y que hay de mi?, ¿estaba teniendo un recreo acompañada como mile, o solo lo imaginaba con su mano sobre mis labios?, si bien dentro de mi surrealismo fotográfico solo habían grandes momentos, en la vida real estos solo pasaban a “querer ser mis fotografías”, pero yo quería mas, quería esas fotos en mi vida, cabeza y manos para siempre, pero mi cabeza decía BASTA y mi corazón… ah! Mi corazón.
Quizás le hemos perdido el gusto a esos recreos en los que hablar de tus propios recreos era divertido, ahora que ya crecimos los recreos eran solo espacios que quisiéramos llenar con la compañía que dejamos botada en el receso de juventud loca, cuando no sabíamos (nunca supimos), que llegaría el momento para lamentar ese “Nos vemos pronto”, que camuflando bajo esperanza y un numero de teléfono falso, te hacían sentir invencible e imposibilitada de alguna mágica manera al “no me quedare sola, hay muchos peces que aun no caso”… así llegamos a ver que la juventud descuidada o el seguir joven y no madurar, te lleva a ver que los recesos (recreos o llámesele como quiera), solo son un espacio mas, tan complicado de llenar como un silencio incomodo.
Así que pónganse cómodas y hagan todo (o casi todo), lo que dejaron pendiente en sus recreos, así se saltaran una parte y no estarán solteras y pensando “Uy! Lo deje escapar por no querer hablarle durante el recreo”.
¿Y entonces me preguntaba, era que los recreos habían dejado de ser divertidos, o era que nosotras habíamos dejado de tener gracia?, Y así fue como todo paso y de pronto, me encontré a mi misma dentro de la respuesta, ¡Si! Había dejado de ser divertido por que había notado que no era un juego, ya no había por que reír o inventar falsas ilusiones, era ahora o quizás nunca ¿Quién sabia?, para variar, yo no. ¿Cuándo todo se volvió difícil y complicado?, ¿Era que más viejas necesitábamos el manual y los lentes de descanso, en vez de improvisación y un vaso de cerveza?
En un final miramos al cielo y solo resta pensar:
“La vida es demasiado corta”
Y es mejor correr con ella, que quedar atrapada en otro receso más.
Disfruten…
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