Los dos policías se movían cautos en medio de la noche cálida. Amparados en las precarias linternas, trataban de avanzar entre las matas de hierbas gigantescas, un arroyo de dudosa procedencia, y miles de insectos que pululaban en torno a la luz que rompía la noche de luna nueva.

__ ¿Cuál fue el informe del forense sargento? __ Preguntaba con voz aguda el policía raso.

__ Que el cuerpo estaba lleno de larvas de mariposas nocturnas. __ Le respondió el oficial

__ ¿Mariposas Nocturnas? No son esas niñas…

__ No sea gil Hinojosa, no son ni putas ni mariposas que vuelan de noche. ¡Son polillas!

El silencio nuevamente los invadió mientras caminaban ahora entre zarzas que les trataban de arrebatar los pantalones.

La investigación había sufrido un fuerte revés cuando el entomólogo forense descubrió una enorme cantidad de larvas de polillas en el interior del occiso. Ni cortes, ni indicios de ahogo, ni enfermedades. El cuerpo fue encontrado en aquel canal de regadío en medio del campo. Los policías debían ir a buscar más pruebas de las polillas, las que no habían podido ser clasificadas por el entomólogo ni por la universidad local.

__ ¿Cuánto falta Sargento?

__ Detrás de ese árbol, ahí está el lugar donde encontraron al muerto

El sargento era un hombre rudo y callado. Su compañero era muevo en las fuerzas de orden, de modo que toda salida le parecía una aventura inaudita y peligrosa.

A medida que se acercaban al sitio del hallazgo los insectos empezaban a disminuir. Las linternas alumbraban con mayor poder aquella zona y la noche parecía aclararse.

Un rumor de agua se podía escuchar mientras avanzaban propinando maldiciones por lo escabroso del terreno.

__ ¿Se ha dado cuenta sargento que los bichos se han empezado a ir?

__ Sí

__ ¿Y que cada vez que nos metemos en este pantano, parece que las zarzas crecen?

__ Sí

Se detuvieron justo en el árbol, un enorme encino de ramas que parecían dedos esqueléticos, provistos de hojas resinosas que expedían un penetrante olor.

Miles de polillas gigantes volaban en círculo sobre el sitio donde encontraron el cadáver. Aun estaban las cintas policiacas que impedían el paso.

__ Lo ves Hinojosa. Simples polillas. Ni putas, ni mariposas que vuelan de noche. Polillas, simples polillas.

El oficial sacó una bolsita de nylon transparente para recoger muestras, se pudo un guante quirúrgico, y tomó del suelo una polilla casi del tamaño de su mano.

__Viste. No hacen nada. __ Le volvió a decir al policía raso.

Pero de súbito, como un enjambre de abejas, las miles de polillas se volvieron sobre el obeso hombre, que al verse rodeado trató de huir, pero no pudo hacerlo. Las polillas lo envolvieron en un macabro tornado de vida.

El raso trató de correr, invadido del pánico, pero pronto quedó preso de las zarzas que parecían más espinosas que cuando trataron de entrar al pantano.

La vorágine de alas y antenas dejó el cuerpo inerte del sargento que se desplomó al suelo. Cambió de rumbo y atrapó al raso. No pudo escapar….


Dos policías se dirigían a la noche siguiente en busca de muestras de una extraña polilla, que fueron encontradas en el cuerpo de una muchacha… doscientos kilómetros al este de donde fue encontrado el cadáver de un desconocido y dos policías.