Ahora bien: debido al trabajo se obtienen frutos y esos frutos se disfrutan. No hay nada que se disfrute más que que aquello que se disfruta sea fruto del propio trabajo: nos hace sentir gente. Por otro lado, la contemplación también trae frutos y el individuo que se ve acosado por una necesdad contemplativa opta por el no-trabajo. No estamos hablando aquí de dos especies o clases de individuo; estamos hablando de dos opciones que tiene constyantemente todo individuo. Se puede trabajar y estar satisfecho y se puede no - trabajar y canalizar las energías del trabajo en otros logros que no tienen por qué ser materiales. Lo que no se comprende es la insatisfacción (expresada en la recriminación hacia el ser ajeno) teniendo tantas opciones en la vida.

Lo que cansa en esta vida es el parasitismo ajeno, el que una vida sirva para el único propósito de satisfacer a otros. La necesidad del hombre insatisfecho es energética en cuanto a los demás y para eso parasita, para eso necesita al otro: para medirse y compararse. Pero no se es en cuanto al otro, se es en cuanto a uno mismo y, sólo mediante uno mismo se obtiene la satisfacción. Compararse es tan absurdo como ser un vaso conteniendo agua hasta la mitad y buscar a un otro en las mismas condiciones y vanagloriarse pensando que uno está medio lleno y el otro medio vacio; Cuando la satisfacción está en procurarse uno su propia agua. Es una pura escuela descubris que el agua ajena no nos satisface, que es capaz de destrozar nuestro vaso. La envidia es lo peor.

Bueno, la vida tiene michas opciones, ninguna tienen por qué ser definitiva, vive y enseña a los otros a hacerse cargo de su propia vida, aprende a ser dispensable, que nop se necesite de ti. Busca aquello a lo que tu corazón te impulse y no le hagas caso a nada más (mientras te va absorbiendo).