El ser se despega del mundo cuando los humanos y todo lo orgánico pasa al estado de cosa, de capullo, de continente, de huevos..., de algo que contiene otra cosa que se está engendrando y el ser que obtiene esta percepción se separa debido a su propio ser y encuentra, inventa, genera habla para sí mismo su propio lenguaje.

Desde un punto de vista alcanzar dicho estado consiste en locura y amar consiste en evitar que el ser a dichos niveles alcance (quien ama de esta manera cree estar evitando una caida).

Desde otro punto de vista alcanzar dichos niveles es la genialidad, las puertas sagradas del arte, la fecundidad y la finalidad dialéctica de todo lo humano.

El ser no pasa a otro estado de cosas, es mejor aún que incluso la promesa o la creencia en un paraiso: el ser transforma un estado de cosas en otro estado de cosas lógico y no mortal para el ser. Inventa su propiop lenguaje en el cual da nombres que nombran en el nuevo estado de cosas. La diferencia entre los dos estados consiste en que en el nuevo estado ya nada es accidente. El ser no cambia al mundo ni cambia de mundo, el ser sencillamente lo entiende y, en su entendimiento el ser en una relación simbiótica con su entorno obtiene una forma. Una forma total que el mundo le otorga. Una forma obtenida, natural y pura debido a un nnaciemiento a partir de un estado larval. Ser y espíritu se convierten en una misma cosa; el hombre o la mujer se convierte en su espíritu, son los mismos ojos. Conciencia e inconciencia (que deja de ser tal) unificados en un mismo momento de entendimiento. La persona se convierte en su propia energía. Energía que fertiliza mediante la manera que haya elegido, aquella que sea más consecuente con la pureza de su ser.

El mundo larval precisa renombrar las cosas. No para que éstas tengan poder en sí mismas (de eso se encargan otros) sino para el beneficio del propio entendimiento. Los nombres viejos, dados por dados, tienden, en el transcurso del tiempo, a separarse de aquello que pretenden significar. Debido a la dialéctica (a los cambios naturales que ocurren en el trascurso del tiempo) el significado dado a las cosas por el hombre tienden a separarse de las cosas mismas como lo que se libera de lo que ya no necesita y toman movimientos imprevistos.

El hombre no puede, sin sucumbir ante ella, acusar a la naturaleza de seguir sus propios movimientos intrínsecos. Equivale a llamar a una naranja "verde" y luego acusarla del cambio de su color y naturaleza debido a su propia maduración. Las cosas no son fotos que crecen sin cambios poniéndose más grandes. El amor que pretende mantener una forma atrapada en su forma conocida es una locura. A pesar de que este tipo de amor tienda a pensar que locura es el cambio. Los hombres y las mujeres, los seres adultos en general no son o, no deber´ñian ser niños que se vuelven largos. Cuando la presión social lucha para que así sea, usando el arma de la locura para nombrar al cambio, so pretexto de amar al prójimo, la presión hace estallar a todas las cosas..., la Naturaleza se manifiesta.