No suenan las Campanas. No llega ningún momento de alumbración pura y mucho menos perdurable que lo eleve a uno al cielo como una estúpida estrella que ya no sabe para qué existir.

No, chicos, no suena ese momento. Y todo lo contrario a ese sentimiento es pérdida.

lo mejor es creer en esas cosas: en la Posibilidad. Vestirse de héroe, de sueños ajenos por realizar; vestirse con el altruismo comunal de todos quienes tienen un problema y ser el único capaz de resolverlo.

Se camina entonces por el pasadizo Oscuro, rebotando lo absurdo por las paredes, el corazón latiendo en un "quiero - no quiero" que cabe cómodamente en el pecho. Tal vez soltar la espada (dada) y, convertir el escudo en un patín o en un platillo volador. No saber si hacer las cosas "bien" o, si es mejor no hacerlas. En fin: librarse de la duda, vaciarse completamente, lo cual implica perderlo todo en esta vida y llenarse sencillamente de uno mismo.

De ese uno mismo.