Inicio / Cuenteros Locales / Soli / Cáncer y el Gnomo
Comenzó con la lengua, como si su vida fuesen bolitas que se desprendían de sí como un queso veloz por la lengua. Luego fueron como garrapatas que se le bajaban por la garganta, llegaban hasta su corazón y lo obligaban a gotear sangre que una boca cloacal en su intestino bebía y exalaba por la poceta.
Hasta ahí todo estaba correcto. Pero alguien se adueñó del cielo y esos celos, maldita sea, ¡esos celos!.
... el semen comenzó a goteárle de su pene flácido en un blanco amarillento viscoso fétido que hasta hacía arrugar las narices de su mamá.
Hasta ahí todo bien. Después llegó lo de lo piés: el sudor acre convertido en pus de piés gomosos que pican y pican y pican y no paran de picaer que hasta una media ¡COÑO!, las uñas que parecían aceras arrancadas por raices de árboles también enfermos incapaces incluso de parar de crecer.
Luego llegó los sueños con el gnomo, es más: ¡fué el gnomo el que trajo los sueños!... Y, el enfermo canceroso, ¡maldito hijo de puta!, le daba órdenes en los oidos
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Texto agregado el 29-10-2005, y leído por 132
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