Ahora ya sé que color tiene la sombra. Pero no es fácil decirlo. Podría llegar a causar algún conflicto psicológico serio, una hemorragia verbal, una ceguera permanente, un caos inalienable. Pero debo decirlo, quizá qué caminante distraído se golpee el alma en el suelo, por no ver entre las mentiras, ni asomar ¡la punta de la nariz para respirar la incoherencia de las vueltas, ese subir y bajar, ir y venir asesino, que te envuelve en una sola llama que lleva un solo nombre, y quema, quema como el fuego que renace cuando oigo las canciones mas bonitas y trovadores invencibles vuelven a traerme sus recetas de amores pasados, todo un brebaje para tanto enamorado, robado, ese es el fin de los mas hermosos principios, el rapto que juega con la adrenalina como un versus lo desvanecido que queda el recuerdo cuando alguien se ha dedicado a borrarlo. Como estampado, así es el tiempo que traigo de vestido, colores y tonos azabaches, plantas verdes, y un par de aros florecidos, extravagante, barroco barato de un amor marchito, de unas planas miradas, de esos fugaces encuentros que duelen tanto como eternos lamentos de hielo, de geiser sin consuelo, me basta con espiar a la nada, para saber que es el nombre del silencio, allí, indefenso, del frío, del dolor de la agonía de perderlo todo, por haber puesto en manos ajenas ese vicio de amar, esa lunática idea del ideal, lo idealizado del sueño, la conducta del despertar, el miedo a las trampas y los lanzamientos de espinas hacia la eternidad, no quiero, que las sombras vengan y atrapen un día al alma, la dejen sin aire, sin esa conversión del más tierno oxígeno con la nobleza de dos respiros, y ausenten de esta vida los latidos. Suspiro, profundo y hondo para comprobar si acaso queda un resquicio de lo desconocido, si se ha palpado alguna vez el terreno de la desesperanza, de lo que se sabe perdido, adiós como un imán de polos ambiguos, sin tiempo ni lugar definido, relativamente perdidos en el espacio que convierte cada segundo en un martirio, cada molécula en un ciclo, y no hay más que la experiencia maldita de los científicos, ese hablar monótono de los sordos, ese mirar perdido de los ciegos… se ve? Acaso alguien puede ver más allá de las sombras? Se vislumbra un borde de sufijos y prefijos borrachos, un vaso con letras ebrias, una fiesta de números, formando cantidades infinitas en un solo trazo, puertas generosas alimentando termitas, calles calvas de árboles, insultos del viento, quejidos de papeles vagos, años errabundos paseando a sus meses y a sus días, las horas no se ven, los segundos han sido abortados, y todo es un completo colapso del sistema paralelo. Donde vamos a llegar? Dónde alcanzaremos a pisar el último escorio de calle corrida, de metro veloz, smog compartido y la esquizofrenia disimulada….
Sombras… en vano el sol, en vano la noche, la luna no es blanca, negra la eternidad que la arropa… no es fácil decirlo, mejor culpar lo onírico, el fluir de la conciencia desarmada y desalmada, las caídas se levantan y la herida le clava la rodilla al talón frágil del caminante loco… que vio por fin el color de la sombra… protégete.. cierra los ojos…