Un joven estudioso
de apariencia relevante,
por desengaños de la vida
se refugió en la oscuridad de su pieza,
sacudiose la pereza
y al ejercicio dió cabida.

En el convento más austero de su reino,
convirtió la habitación,
con mucha imaginación, fatigaba la cabeza,
se escondió de la manada,
de turbulencias erróneas,
de tendencias equivocadas
acerca de la felicidad.

Pretendió hacer de este ánimo sombrío,
un mérito para ganar el cielo,
allí donde todo era triste,
como su propio ánimo,
se le apareció un ángel radiante,
que le prometió un talismán,
alegría para esta tierra , para la familia,
para los amigos, para los abuelos,
para los que están viviendo,
para los que están en el cielo.

Si cumples durante seis meses
el precepto que te daré,
tu capitál de apatía,
transformarás en alegría,
más un millón de intereses.

El joven español,
se comprometió en un instante
y el ángel le dió un espejo, diciendo..:
Este espejo es como el mundo,
que nos devuelve la imágen que le ofrecemos,
dices que todo es triste a tu alrededor,
mírate.....
¿Tienes acaso aspecto alegre y amable?,
sonríe y el mundo te sonreirá
y el joven se aspectó vigoroso,
sonrió sarcásticamente, incrédulo, materialista,
el ángel le aseguró....
Si frente al espejo sonríes por la mañana,
conservarás esa sonrisa durante todo el día,
provocarás lo mismo en cuantos te rodean.

A la mañana siguiente, este guapo mocetón,
se levantó con el ama llena de gozo,
cantó despreocupado durante su aseo matinal,
cosa extraña, actitud nada habitual.

Su hermano, vecino de pieza,
imbuido en la pereza
de una madrugada de invierno,
despertó en este infierno,
asombrado de que alguien le violase,
así la paz de la madrugada,
rezongó primero y luego gritó,
reclamando sus "derechos" ante el padre,
que también molesto, se extrañó por el suceso
y acudió a reprender al atrevido.

Padre querido, respondió el joven apresto,
el gozo divino embarga mi corazón
y canto porque me siento feliz,
por tenerlos a ustedes, por el nuevo día.

Cundió la alegría en el mozo
supo hacer ver a su familia,
las fases amables, lo agradable de los seres
y la prescindencia de las cosas.

La existencia cambió en el hogar
todos manifestaban alegría,
más, el padre, temiendo distracción escolar,
decidió restringir al autor de la transformación,
las salidas, aun con menos dinero,
las llegadas, más temprano,
los amigos, los más austeros.

Pero, el poder contagioso de la alegría,
transformó en sonrisa todo de prisa.
El padre decidió consultar al buelo,
sombrío personaje intelectual,
quien emplazó al españolito alegre
y le reprochó su falta de interés cultural,
el cambio de los estudios,
por esta actitud jovial.

De nada sirvió que en su defensa el acusado,
contara la historia del ángel,
que nadie ha predicado tristeza,
que el mundo ofrecía tanta almonía y belleza,
que, a menos que uno fuese ciego,
no podía menos que sentirse arrebatado
por la admiración y por el gozo.

La sociedad considera
estas palabras como una blasfemia,
pues, según ellos,
un joven sólo debía obedecer y estudiar.

El joven entonado,
fue separado de familiares cercanos,
quienes presenciaron el triste espectáculo,
lo sentenciaron por mentiroso y más,
por absurdas sus posiciones.

Asumió contento, cantando esta sentencia,
cuando todos los vieron subir,
cantando por las llamas de estos reproches,
algunos se precipitaron
para arrancarlo de aquella sentencia,
todos perecieron en su egoísmo
y la abuela sintió tanta ira,
que soltó en el acto una carcajada.

El alma del español cantor,
fue condenada al infierno
y transformó también
al reino de Satanás por el amor
por la alegría en que se expresaban sus cantos.

Los reprobos y los mismos demonios se contagiaron,
dejaron de oírse blasfemias y mentiras,
vanidades y posiciones de protocolo pueril.

Los llantos y los gemidos
fueron reemplazados por cantos solidarios,
sólo quedaba Satanás, disfrazado de apariencia,
quien, empedernido por su derrota,
quedó impotente y obligado a esconderse,
para no dejarse conquistar,
por el gozo general, por la verdad.

El padre se sorprendió con el cambio,
el hermano, se incluyó en el contento
y escuchaban los sonidos que salían del abismo.

Los amigos se asomaron tanto fuera de la realidad
que cayeron al mismo infierno,
donde pudieron comprobar lo que sucedía.

Rogaron al cielo,
para que regresaran los egoístas,
los hedonistas, los arribistas,
porque ahora eran dignos de la buena venturanza.

Termina esta historia,
con el perdón que otorgó el estudioso,
a los que habían sido purificados,
por el amor y la alegría.

En verdad, hijo querido,
te insisto, que la virtud es siempre amable,
si tantos hombres se inclinan por el vicio,
la flojera o la vanidad,
a pesar de sus sonrientes atractivos,
no reportan al fin, más que pesar y miseria.
es porque tu quieres siempre reprimir,
los arranques gozosos de las virtudes
y obligarla a llevar la lúgubre máscara,
que oculta su verdadero semblante,
en la pureza de su sonrisa conquistadora.

Por cierto, te repito hijo del alma,
el día en que la alegría y el amor,
reinen sobre la faz de la tierra,
el mal habrá dejado de existir
y todos cantaremos........
también.........
cantaremos solos o acompañados.-