Estaba desnuda aún, sus largas y delgadas piernas se le escapaban a las sábanas, el viento entraba lentamente por la ventana acariciando su espalda junto con mis manos, su hermoso y largo cabello negro, descanzando sobre sus hombros, su hermoso y delicado rostro lleno de aquella inocencia de esos sus años maravillosos,mire hacia mi frente y no pude más que admirarme y después de un suspiro susurrar un Dios Mío mientras admiraba su reflejo, nuestro reflejo en el espejo, era realmente algo hermoso, Yo, mis canas, mis ojos verdes, mi cuerpo atlético desnudo, mis manos acariciando su delicada y hermosa figura y ella semidesnuda, semidormida, semimujer y tan bella, tan hermosa, tan desesperadamente hermosa y tan amada y tan sólo con sus trece... con sus trece años |