Una brisa fresca golpea mi cara.. extraño...pues en el desierto hace calor. El delfín que me acompaña a comenzado a expulsar mermelada de su nariz. Debe ser por la larga caminata que ha tenido, desde que paramos en aquella tienda en el centro de la cuidad para comprar aquella bella armadura medieval oxidada y ruidosa que mostraba el gato que vendía en la esquina, este pobre delfín amigo no ha parado de ladrar, lo peor es que ya huele mal y su olor me hace sentir náuseas hedónicas que me hacen caer al suelo. Sin pensarlo dos veces tome la espada y maté a mi amigo acompañante, pero su aroma me molestaba demasiado y con él no tenía una posibilidad de existir. El anillo que me regaló mi padre en Alaska no estaba resfriado, eso me hacía sentir muy bien , pues este era mi mayor preocupación. Si tuviera un vaso con agua sería más feliz aún, pero sólo tengo un vaso de wisky que no me gusta pues me lo encontré bajo una palmera al atardecer del día anterior. Pero veo la Hora y me doy cuenta que falta muy poco para llegar a mi destino: el final de viaje se acerca y yo voy sin un sombrero que me proteja de las miradas de las aves carroñeras que me revolotean. El sur... para allá voy, pero el norte, el oeste y china dónde están? . No tengo un mapa. Estoy en el desierto... y tanta brisa me dió frío.




No traten de entender... es sólo un delirio que cualquiera puede tener.