Que no nos pase la vida por delante, nos mire y nos diga que todo acabó...
Que no nos abrace la soledad, nos guiñe un ojo y nos invite a pasar...
Que la distancia no se convierta en un imposible...
Que tu piel no se marchite entre mis dedos ...
Que mi amor no sea la hoja que olvida el viento...
Intento atravesar el profundo abismo que nos separa, para llegar a tu sonrisa y contemplar tu cara. Pero me quedo atrapado en el medio de la desilusión sin poder llegar a tu corazón.
Sorteando el silencio, escucho tu voz cada vez más lejana, me siento a tu lado para observarte, pero no me dejas alcanzarte.
Mis manos intentan acariciarte pero no llegan a tocarte. Mis labios buscan los tuyos, para aliviar su pesar, y tu boca me esquiva con la destreza del olvido.
No puedo soportar el dolor que inunda tus ojos cuando se posan sobre la foto que retrató nuestro amor.
Me acuesto a tu lado, y tu espalda se transforma en el inmenso paredón que separa nuestro amor.
Tu mundo y el mío. Dos planetas que ya no chocan. Dos estrellas que ya no brillan y mi ilusión que se extingue.
Ni el agua que se escurre entre los dedos, ni la arena que se te cae de las manos, pueden darte una idea de lo que siento; es como el aire que se escapa, querer detener el viento o retener tu aliento.
Esta espantosa aflicción, mucho más profunda que una espina, mucho más artera que una daga, mucho más cruel que una lanza al costado, es un desconsuelo que no puedes comprender.
Te veo caminando con impaciencia, con los ojos rojos de tanto llorar, desvariando entre extrañas reflexiones de lo que ya no es.
Ahora miro nuestro jardín que lleno de vacío nos extraña, nos llama, nos invita a jugar. Cubierto de hojas seguirá deseando que regresemos a las viejas hamacas donde dibujamos corazones, en tiempos que ya no volverán.
Nuestro acuerdo de amor se quebró con ese violento impacto que nos dejó solos a los dos.
Y como si fuera todo nuevo, tuve que recoger las piezas rotas y empezar otra vez.
Me asemejo al soldado que siente dolor en la pierna que perdió en la guerra, porque a mí me han amputado el cuerpo y a cambio me han dejado esta pena.
No puedo evitar pensar que en algún momento conocerás un nuevo amor, que te hará olvidar mis caricias. Una persona que terminará borrándome por completo de tu vida.
Tal vez eso pase pronto, no lo se ... pero sí se, que nunca olvidaré cómo lloraste arrodillada junto a mi lecho al darme el último adiós. |