Como celestial sortilegio, en ciertas e imprevisibles noches de verano, el universo se obstina en librarse de sus estrellas. Entonces las recuesta junto a la constelación de pecas de tu espalda. Quizás para que mis manos Puedan acariciar ese puñado inasequible de infinito. © Simon Paterson
Texto agregado el 27-10-2005, y leído por 263 visitantes. (13 votos)