Bajo el intenso anhelo de tu cuerpo
descansa un ave silvestre
que sueña en el placer
del vuelo intacto en una húmeda madrugada.

Ahora traigo conmigo un pacto sutil
entre mis pasiones extensas y solitarias
es aquel que dice de la muerte
lo mismo que de la vida
y anuncia el inicio de una nueva y soleada temporada.

Entre tus brazos
en el regocijo inquietante de tus besos
durante el color azul de tus pechos
a lo largo del perfume de tu vientre.

Reclamo ahora, una parcela en el paraíso
y cavo túneles hasta la ardiente caverna
en donde sarcásticos demonios
no cesan, de inundar el páramo de nuestras existencias.

Necesito la honestidad de un niño
y la firme certeza de tus bailes en el péndulo del tiempo
Así, brincas indistintamente
en la ardorosa nieve de mis pecados.

Me recuesto en tu jardín de las delicias
y oigo afanoso el murmullo efímero de tus caderas.
Como dos mariposas impregnadas de angustia
se solazan las penas de tus hombros.

Tus manos esconden ahora mis inútiles palabras.

En las orillas de tu llanto
resuelvo estas flores embriagadas,
si sus raíces sobreviven
bajo el manto de la tierra indiferente
revive entonces la ingenua sangre de mis sueños.

Entre tus brazos
en el regocijo inquietante de tus besos
durante el color azul de tus pechos
a lo largo del perfume de tu vientre.