Y, pues, en ello ha devenido la sociedad de hoy
Transmigrando
Del antiguo instinto de millones de años
su rica intuición de dioses
la razón abstracta
y la voluntad de reyes
Hoy devino en tan solamente eso
Y basta echar mirada por la ventana hacia la plomiza masa parda y su mundo poderoso:
la cloaca de ratas infestas
Y los millones de impensantes empujándose
matándose entre ellos mismos
pugnan por sitio, alimento y otras cosas más
ratas montadas entre sí
son casi cuatro pisos, eran antier sólo tres
Que barbarie
¡Casi sólo una pizca falta para llegar a la jungla y el canibalismo!
Engendros urbanos.
Cuesta creerlo, recibieron sangres de ese elevado linaje de luchadores y ambiciosos hombres del pasado
Si más parece, hombres de hoy, hubieran aterrizado de algún inodoro gigante de otra especie en alguna otra galaxia
Pues es justamente ello lo que los hace tan miserables: ser lo que son a partir de tanto en sus venas
Sólo basta echar mirada a la gigantesca clase media cuya hegemonía rebalsa las calles.
Ustedes,
Mis vecinos, los de enfrente,
aquél que toca el claxón al costado,
más allá, ese otro que habla en terno por celular,
el que equivocó dirección en mi puerta,
el que estafa y hasta vende su alma a cambio del dios dinero
Con sus costumbres, sus tradiciones,
sus usos, sus pensamientos, sus modas,
incluso sus hobbies y su religión
Todos pestilentes
Hedonistas y haraganes,
acostumbrados al facilismo urbano
y a la sociedad descartable
Zánganos acriollados les gusta hacer trampa,
y se jactan de su ardid,
creen tener la astucia innata del zorro,
¡pero no!
La sabiduría suya no es la del zorrillo orejón, ni muchos menos
La sabiduría suya es la del estúpido urbano impensante de infeliz devenir que recurre a la trampa más grotesca y embrutecida
para obtener instantánea recompensa
el placer inmediato
El zorrillo, es un ente irracional que desarrolló instintivamente su arte y lo perfecciona por cientos de milenios.
¡El hombre de hoy niega su sabia naturaleza!
Pues el hombre al negar su instinto está negando su naturaleza. El hombre puede sobrevivir con muchísimo menos de lo que cree. El organismo está condicionado para sobrevivir en su entorno natural en forma espontánea. Pero el hombre sigue esclavizado, absorto en el camino errado de su estupidez.
La astucia del hombre de hoy, la del hombre racional capaz, que niega su instinto de pensar y se aferra en forma antinatura a su estupor mental, amándolo tercamente de tal forma que su adormecimiento amenaza con hacerse una cultura podrida en el ADN de los pueblos. Para grave devenir y el de los que vendrán luego.
¡Ese, un grave conflicto!
La sociedad devino en la sociedad posmoderna y de tanto en tanto se torna más consumista, más virtual, más urbana, más autómata y sumisa, fosiliza el divino encanto que corrió alguna vez por sus sangres.
Niega su naturaleza, por su necedad
Bienvenido sea, el Homo Estupido
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