Hoy es mi primer día de ser cuentero y viéndome entre millones de escritores de esta página, sumado a los miles de buenos escritores que ha habido a lo lago de la historia y que nos han dejado sus libros como legado, me entristezco y pienso por instantes: …¿y si nadie lee mis escritos?... Una sensación de incertidumbre me agobia y una vocecita en mi oreja me dice ¿para que escribes entonces si seguro ni siquiera tú mismo morirás con tus escritos en la tumba, ni seguirás tus ideales ni cantarás bajito ni lo reflexionarás todo?

Hoy, sin embargo, sueño con enardecer el monte e iluminar el cielo de la noche con un cuento y que dentro de mil años, los niños de las escuelas primarias lean mis lecturas. Y mi sueño ¿Qué tanto es en verdad mi más profundo deseo y que tanto es tan sólo una idea ajena que me fue vendida por Hollywod a treinta y dos pesos con la película de Troya? No lo se, en realidad sólo quisiera expresar mi inconformidad porque me di cuenta de que santa clos no existía más lo sabía desde el Zinder pues no a todos los visitaba nuestro gordo amigo en la noche de navidad. Ignorando ese conocimiento, borrando aquella reflexión de mis espejos mentales quise creer que era real, a pesar de que siempre a los más pobres les traía regalos baratos y a los más ricos regalos envidiables a los ojos de un niño, victima vulnerable para los comerciales de Gi-Joe y Max steal. Lo mismo pasa con mis escritos porque muy en el fondo se que si llego a ser leído por todo el mundo de aquí a mil años, seguramente mi alma (si es que existe una) seguirá sintiendo el mismo vacío y el mismo conflicto existencial.

Sólo así se que quiero escribir para mí y para mi presente existencia y para mis presentes sentimientos y mis presentes miedos y mis más íntimos placeres… y sin embargo espero ser leído.