"... porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero".
Mario Benedetti
Corazón coraza
Anoche tuve el atrevimiento de pensar en vos. Me topé con un libro del viejo y tu recuerdo se topó conmigo. Tus ojos pequeños y juguetones. El abrazo inmenso que se va reciclando, que lucha contra la muerte y el olvido.
Anoche tuve el atrevimiento de pensar en vos. "Necesidad de verte y esperanza de verte" dice el viejo. Y yo digo urgencia y necesidad. Entonces pensé en vos y me sentí triste. Por la urgencia y la necesidad. Por saber que ambas son mías, que son de mi propiedad exclusiva.
Pero igual anoche quise pensar en vos. Y pensar, sé que es peligroso, pero pensar que alguna vez has sentido esa misma urgencia, esa misma necesidad. Atreverme a pensar que frente a algún paisaje o monumento, frente a la mirada triste de un niño solitario, te acordaste de mí. Que en alguno de esos viajes recónditos y repletos de horas de vuelo, a través de la mirilla encontraste una nube deformada que te obligó a recordarme.
Por eso quise pensar en vos. Porque no estás, pero vuelves a existir para mí. Porque tu recuerdo vivo lo tengo organizado en pequeñas piezas, y lo voy sacando de a poco, para que nunca termine. Y te voy rearmando. Te leo y releo pensando en mí, extrañándome, arrancándome un beso, recorriéndome con manos gelatinosas y disparatadas, dedicándome un poema del viejo.
Anoche tuve el atrevimiento de pensar en vos ¿Sabías que el viejo debe tener unos 84 años? Tal vez más. Se nos está poniendo viejo el viejo. Yo lo leo desde los quince, por obligación escolar y luego por profunda admiración. Siempre odié a esos que se la dan de conocedores y te hablan de Cortázar y del Gabo y de Borges. Pero no del viejo, por dejárselo de pretexto a los heridos de amor. Por obligarlo a ser cursi. Y el viejo no es cursi, ambos lo sabemos.
Anoche tuve el atrevimiento de pensar en vos y puse en el estereo el disco que me grabaste con la voz del viejo leyendo sus poemas. Recuerdo perfectamente el momento en que me lo diste. Recuerdo perfectamente que me temblaron las piernas, que te vi de otra manera, que te sentí maravilloso. Recuerdo perfectamente que a partir de allí, yo quedé realmente jodida, porque nunca más te volvería a sacar de mis sesos, de mis suspiros atormentados, de mis pataleos y manos cerradas en forma de puño. Porque no te olvidaría nunca más.
Qué hijito de puta ese viejo… fue un complot entre ambos. Ustedes son compatriotas, se entienden perfectamente. Descariñados y des-exiliados. Cortados con la misma tijera. Y yo, jodida. Realmente jodida leyendo al viejo y pensando en vos. Así como anoche, así como hoy.
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