Desciende el tiempo como un reptil verde por los andes,
piedra encima de la piedra,
piedra debajo de la piedra,
al fondo, valles con nidos de historia,
arriba, andes con frentes de nieves pensativas al cielo,
en el centro el hombre en el tiempo,
de rayos construidos, de árboles sus piernas,
de siglos sus manosy piedra su pecho,
ojos de altura rapáz y pies de tierra firme,
constructor de la historia mas antigua,
sufridor de la historia mas moderna,
indio de espera inmóvil, tú,
pájaro fornicado que se negó a morir con el tiempo.
Ahí quedó Machupicchu, la enorme hembra de piedra,
escrita con manos de sangre en el tiempo,
ciudad suspendida en el pulmon del aire,
ala de piedra que desafía al cielo,
cántaro henchida de silencio,
ahí dormian el sueño los cóndores altísimos,
y los ríos como bravas serpientes se enredaban a los pies,
ahí Sacsayhuamán de puños infalibles,
Cahuide con su torso de cíclope empedrado,
y el Cuzco cacerola de piedra
donde se cocinaban cultura tras cultura con llamas de siglos,
donde nació el Perú sobre la tierra. |