QUE EXISTENCIA, profunda y luz eres sol,
huesos dulces, ola de vida, levantada del cardo
y sangre,
con un ruido de estrellas en los pies,
mis ojos se queman, como los ojos de las estatuas
que señalan al verano, y
mi alma padece como una paloma de vino
olvidada en la despensa,
pero tu eres alta, y te alzas como todas las cosas que
miro desde aquí,
alta con esas linternas furiosas que golpean el centro
del día,
alta como el torreón de un niño por donde toca en el sueño
la luna,
alta por que estás hecha de alas y sueños,
yo giro alrededor de tí, y te miro alta, como los perros
la luna. como el esclavo los ojos del monarca,
como un sueño blanco antes de la muerte,
¡Oh. mujer reina de todos mis huesos!
me tocó servirte en tu reparto y el celeste amor
que le toco a mi boca, ( yo soy un niño
infinitamente perdido entre las hojas graves del sueño
y del espanto), amor, yo
soy sólo una noche tu me enciendes,
girando en medio del panal sideral,
en el mismo vientre espacial,
yo quiebro coronas, me abrigo de las estrellas,
piso insectos, escribos geranios en paredes infinitas
y
descifro el grueso canto de la codorníz atrapada
en tu boca.