Que cuando vuelas, el tiempo es mudo,
y las luces de aquel tiempo solo brillan,
ya no cantan,
ya no se toman el pelo.
Solo tu haces del eco un amanecer de púrpuras desgarradores,
solo tu nadas en mi sangre con cien estruendos tronadores
y ladran mis cenizas, porque sin fuego las lleva el viento,
que si te vas yo solo siento,
que las campanas desafinan y se infartan de amarillo,
de tanto aullarle a los astros, de tanta mierda ensimismada
y los siglos somnolientos.
Cuando llueve te deseo,
en cada festival de tambores,
y estás bailando envuelta en llamas,
con los cabellos de canela,
relampagueando entre las cuevas,
desafiando a las tinieblas.
Que tu risa, el viento a la niebla, la lluvia de estrellas a la peste negra, el palacio de miel y crema a los leprosos infectos
y tus ojos son tan ojos como el cansancio un sentimiento,
la noche corre por la sabana, como las olas al océano, para escapar de tu infinito, de tu bestial fucsia, tus sórdidos maullidos.
Asi, sigo esperando la primavera,
como un cadáver al pasado,
y mis puños estan cerrados, mis ojos muy abiertos,
porque esta vida no se gasta
se pierde en un aliento,
y con una vida basta
para decirte lo que siento. |