Sintiendo el escalofrío de la dama errante de almas acercándose, aproximándose impaciente a mis pies, los mismos que crean los pasos que siguen el camino de la desolación.
Abro los ojos y toda mi conciencia desaparece, se va de mí, me abandona a mi suerte.
Sintiendo el frío y la desesperación del moribundo, la única imagen que aparece en mi cabeza es la de la lágrima que salio de sus ojos, la misma lágrima que cayo a su pantalón dejando la huella del dolor, el sufrimiento que ennegrece a la más candida de las almas.
La lagrima que cayo en mi corazón, que por padecer la enfermedad del miedo nunca sanará.
Sintiendo el fin aproximarse, la recuerdo tan cercana, que aún siento el calor de su cuerpo rozando el mío, puedo ver aquellos ojos dulces y tristes que podían parar el mundo y que solo me miraban a mi.
El horror de la enfermedad que corroe mi cuerpo, hace que huya de cualquier paraíso y me acerca cada vez mas al crueldad de la desaparición.