LA TIENDA

I
Tal vez al leer estas páginas, pensaran que se trata de una alucinación o una fabula inventada por un psicópata, sin embargo solo el tiempo otorgara a este escrito el grado de verdad que posee. Una verdad que atormenta mi alma y pensamiento, la cual esta alojada en mi ser, es por este tormento que guarda mi mente, por lo cual escribo este relato, es lo único que puedo hacer para tratar de cambiar el destino, si es que en verdad este puede ser cambiado.

El tiempo siempre ha regido el universo y se ha convertido en una variable con la cual se puede medir la vida, o al menos esa es la idea que se ha formado la humanidad. Para un estudioso del tiempo, pero no del tiempo mismo, si no del tiempo del hombre y su paso por este mundo como lo soy yo, o mas bien dicho como lo era antes del ultimo descubrimiento de mi vida como arqueólogo y antropólogo, en la cual siempre trate de explicarme basado en la historia del hombre y sus vestigios, la finalidad de la humanidad sobe esta tierra. Y quien lo hubiera dicho, buscaba en el sentido equivocado, ya que el pasado no tenía la respuesta a esa gran interrogante que me consagraría en mi carrera como científico, si no el futuro mismo, tan lejano y tan cerca para muchos, pero ya no más para mí ya que he logrado romper gracias a alguna fuerza que esta mas allá de la comprensión de la humanidad, tal vez la misma creadora de esta, la barrera que hemos denominado tiempo.

Todo comenzó en el año 2000 hace ya cinco años en el cual me ausente un año de este presente que todos perciben, en el cual parece que la humanidad a llegado a la cúspide de su existencia sin saber que en realidad sucede lo contrario. Me encontraba en busca de un lugar llamado Toltepec, al cual me habían llevado mis estudios sobre los antiguos habitantes de esta tierra, había llegado a la conclusión y a la certeza de que esta ciudad a la que otros estudiosos de la materia se referían como un mito de las culturas reinantes en el México prehispánico, existió realmente y que no solo era una leyenda creada por los antiguos Mexicanos. El primer fundamento que tenia sobre la existencia de la ciudad perdida es que no solo aparecía referenciada en hallazgos encontrados en la cultura Maya, si no que se encontraba referenciada en los relatos, y hallazgos de otras culturas, como la azteca, tolteca, chichimeca entre otras, esta no absurda coincidencia me enfrasco en esta búsqueda, que me llevo a conocer esta, la verdad que ahora me atormenta y de la cual solo este escrito quedara como vestigio.

Según datos recabados en mis investigaciones Toltepec se encontró ubicada en las faldas de los imponentes y hermosos volcanes que adornan el valle de México y cuyo nombre esta de mas por su ya conocida fama, en esta región hace ya 9000 años, antes de nuestra era, mucho antes que los antepasados de los grandiosos mayas, cuando estos solo eran grupos recolectores de frutos. Esta majestuosa ciudad hubo alcanzado la cúspide de su desarrollo y el de sus pobladores, mucho antes que las demás y muy famosas culturas que vivieron en tiempos pasados. Otro atractivo extra para un estudioso del pasado como yo y que impulsaba mi búsqueda de la ciudad perdida es que jamás se habían encontrado restos de su existencia lo que lo hacia un manjar para una persona como yo, además de esto me intrigaban los datos recabados sobre esta cultura siempre hechos por otras posteriores a su existencia, en la cual hablaban de los hombres que habitaban Toltepec, cuya lengua no se parecía en nada a las ya conocidas por todos en esas épocas, además de las grandes construcciones que alguna vez resguardaron y tuvieron a sus pies el valle de México, ha estos habitantes se les refería como “seres supremos que existieron en las faldas de los gigantes”.Esta de mas profundizar en el tema de la ciudad perdida ya que no es el fundamento de la historia pero se menciona por que debido a mi afán de fama y de mostrar al mundo que no se trata de un mito sucedió mi nefasta aventura y esta de mas decir que en estos últimos momentos de mi existir lo que aquí escribo sobre Toltepec, es casi todo lo que logre averiguar de ella sin embargo mi viaje me ayudo a saber que existió y que esa cultura majestuosa esta a salvo en otro espacio y tiempo al igual que los grandes mayas y teotihuacanos.

Arribe a la zona antes mencionada el día lunes 5 de abril del año 2000 en los albores del nuevo milenio, al llegar me impresiono la belleza del lugar con sus extensiones de árboles de confieras, bañados de un verde oscuro que me dejo boquiabierto, arribe por el poblado de San Rafael, para iniciar mi pesquisa por el lado de la hermosa mujer dormida y terminar a los pies del gran coloso humeante, para esto, conseguí los servicios del mejor guía de la zona y un experto en alpinismo, popularmente conocido como el Tlasquiche, del cual aun ignoro el significado de su apodo. Era un señor de alrededor de 57 años, que no se reflejaban de lleno en su rostro, de mediana estatura, tez morena como el color de la tierra que lo vio crecer; según recomendaciones este personaje que jamás he vuelto a ver después de mi llegada a este tiempo y que tal vez se encuentre perdido en otro tiempo y espacio, fueron asombrosas, como el relato de un súper héroe por sus múltiples rescates en esta zona lo cual lo avalaba como un conocedor de toda la región. Al principio se mostró extrañado del entusiasmo con el cual me presente con el, mas sorprendido se mostró con el motivo de mi visita a la región, ya que el siendo oriundo de este lugar jamás escucho relato alguno sobre esta enigmática ciudad, lo cual me ayudo a convencerlo de prestar sus servicios como guía para ayudarme en esta búsqueda.

El día 6 de abril comenzamos el ascenso a la zona, nos encontrábamos al inicio de este en una región llamada la plantación, en donde iniciaba el monte y el final de todas mis creencias. Nos registramos en un módulo de alpinismo en el cual hacen lo mismo todos los visitantes, esto para poder llevar un registro y también auxiliarlos en caso de emergencia, lo curioso de este caso es que jamás registramos el regreso, por mi parte no regrese por este lugar , fui rescatado en el extremo opuesto del lado del estado de puebla y justo un año después de la fecha de registro, 6 de abril del 2000. De mi acompañante, ni yo mismo se de el y parece ser que nadie aun sabe de su paradero, pero en la región se le considera muerto de lo cual no estaría tan seguro. Iniciamos nuestro camino siguiendo un tubo el cual sirve para abastecer de agua a las poblaciones cercanas, agua producida por los deshielos de los colosos. Este tubo nos serviría de guía y apoyo para llegar hasta un lugar llamado Nizcolanco que según por la referencia que le hice a mi guía la noche anterior a nuestra desaparición, se encontraba la entrada a la ciudad perdida. Seguimos este tuvo durante casi tres horas, en las cuales el trayecto no fue nada fácil y menos para un hombre alto y pasado de peso como yo, esto aunado al peso de las mochilas que cargábamos, en las cuales llevábamos el equipo necesario para estar alrededor de tres días en la región, lo cual es de saberse no es en nada precario. Un detalle que extraño a mi acompañante y guía fue el cambio tan repentino del clima al acercarnos a nuestro destino, habían transcurrido alrededor de dos horas de trayecto en el cual se mostraba un clima agradable, a pesar de la humedad que impera en la zona, pero al acercarnos mas a Nizcolanco el clima fue cambiando, y empezó a formarse una capa de neblina que obstaculizo mas nuestro ascenso aparte de lo ya mencionado antes y del camino poco accesible, esto le extraño a mi guía ya que en esta temporada no sucede este fenómeno, además de que en todas las veces que había subido por este camino jamás se había formado esta neblina, si no muchos mas arriba del lugar que transitábamos.

A unos escasos metros del mencionado lugar y totalmente agotado por mi parte, propuse a mi guía que tomáramos un breve descanso y aprovecháramos para ingerir los primeros alimentos del día, tan requeridos después del esfuerzo realizado y tomando en cuenta la hora que en el reloj marcaba la 8:30 a.m... Mi guía con una habilidad que no me extraño encendió una fogata con los trozos de ramas de los árboles que encontró alrededor nuestro y puso a freír en un sartén que portaba en la mochila un trozo de longaniza que expedía un olor fascinante, nos encontrábamos al costado de una gran roca en la cual pudimos recargar nuestras cansadas espaldas y que nos protegía de una leve brisa que extrañamente se había presentado y digo extrañamente por que nos encontrábamos en plena primavera, observaba fascinado el paisaje sublime que se encontraba ante mi, en especial un riachuelo que bajaba abriéndose camino entre el montón de árboles, arbustos y rocas que encontraba a su paso, de repente gire mi vista por encima de la roca y fue para mi tan extraño encontrar en medio del monte lo que mis ojos atestiguaban, volví a sentarme desconcertado y talle mis ojos, seguro de que se trataba de una alucinación provocada por la altura y el cansancio, me levante para mirar de nuevo, volví a sentarme totalmente desconcertado ya que confirmaba lo antes visto, con un tono de asombro me dirigí a mi acompañante diciéndole – oiga, señor Tlasquiche, es normal encontrar ese tipo de construcciones en medio de un monte, repleto de de árboles, rocas y arbustos. El se encontraba ocupado ingiriendo la suculenta longaniza que había preparado y tan acostumbrado al entorno no se había percatado de mi visión, levanto la vista dirigiéndola hacia donde mi dedo apuntaba y soltó de un golpe el trozo de longaniza que tenia entre sus manos y se puso de pie como impulsado con un resorte, tallo sus ojos para ver si su vista no le jugaba una jugarreta y me dijo totalmente consternado
– doctor Jesús, puedo jurarle que jamás había visto eso en mi camino, es mas puedo jurarle que nunca ha estado en ese sitio y créame que he transitado este camino incontables veces.

Quedamos pensativos y mirándonos uno al otro, resguardados detrás de la ya tan mencionada roca, lo que observamos se trataba de una construcción similar a una vieja casa que estaba construida de adobe y cuyo techo era de tejas, sin embrago la puerta de entrada ala habitación principal, la cual tenia al rededor de 7 metros cuadrados era mas grande que la de una casa normal, además en la parte superior de la puerta estaba colocado un letrero el cual decía textualmentalmente "Toda luna, todo año, todo día, todo viento camina y pasa. También toda sangre llega al lugar de su quietud, como llega a su poder y a su trono. “este párrafo aparece en el libro Chilam Balam de Chumayel que recoge la tradición oral de los mayas, de esto me percate a mi regreso a este tiempo y haciendo el análisis de lo sucedido para poder escribir este testimonio. Me llamo la atención que la neblina que tanto nos aquejo y extraño había desaparecido totalmente al igual que la brisa que nos obligo a refugiarnos detrás de la roca, como si todo hubiese estado manipulado para detenernos en ese lugar y observar lo que veíamos, pero que fuerza tan poderosa, es capaz de jugar con estos elementos. La puerta estaba abierta de par en par y ocultaba el interior de la habitación una cortina blanca que topaba con el suelo, además se encontraban colgadas un par de campanas, colocadas ahí para avisar de la llegada de alguien, pero de quien, si según mi guía, nunca había visto esa construcción y jamás oyó de alguien que se la hubiera encontrado en su camino y eso si es extraño ya que por el que transitábamos era uno de los caminos mas socorridos de la zona. Parecía un juego de nuestras mentes, a solo unos escasos 20 metros de nosotros sin mas ni mas apareció de repente esa construcción que paresia algún negocio o tienda, pero como explicar su existencia en medio de la nada y lejos de toda población, con que fin…


Si quieres saber en continua esta asombrosa historia espera mañana la segunda parte de este primer capitulo….yornom.