(Nuevo club del reto 2 Poesía)
Hubo un hombre Santo,
al que todos llamaban Alberto,
y aunque no lo creas,
tenía su corazón abierto,
sin más que dos manos limpias,
dispuestas a dar aliento.
Hubo un hombre Santo,
que recorría calles y laberintos,
y aunque no lo creas,
construyó un hogar para todos,
para todos aquellos hambrientos;
para niños y también para beodos.
Hubo un hombre Santo,
que por el pobre trabajó,
y aunque no lo creas,
su mayor milagro en vida,
con la fé que repartía,
fue el legado que dejó;
Hubo un hombre Santo,
que en Sudamérica nació,
y aunque no lo creas,
esta noche estará en los altares,
pero solamente deseaba,
tener un mundo mejor. |