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Inicio / Cuenteros Locales / Cedric / El libro.

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Como todos los domingos, tal como acostumbraba desde hacía varios años, Matías se levantó temprano y, tras asearse y tomar un frugal desayuno, abandonó su modesto domicilio, dirigiéndose al mercado dominical de los libreros de viejo, única afición que podía permitirse con sus actuales y magros ingresos, tras haber manejado el dinero por millones, a lo largo de su intensa vida profesional.

Cuando llegó al mercadillo, fué paseando distraidamente entre los improvisados tenderetes, parando a veces a examinar alguno de los gastados volúmenes que se ofrecían en venta, hasta que llegó al puesto ocupado por un anciano vendedor, de aire solemne y venerable, que no había visto en otras ocasiones, al cual rodeaban unos montones de libros, agrupados en cuidadosos atadijos.
Más por curiosidad que por interés, Matías preguntó: "¿Cuanto valen los libros"?, a lo cual respondió el librero:"Se venden por lotes completos, no por ejemplares sueltos".

Estimulado en su amor propio a causa de esa respuesta, nuestro protagonista eligió uno de los montones y, tras un breve regateo, lo pagó y cargó con él, de vuelta a su casa.
Al llegar a su domicilio, Matías deshizo el paquete y comenzó a examinar uno a uno los tomos que contenía, hasta que en sus manos apareción un volumen pequeño y desgastado, que no había visto antes. En la tapa rezaba una breve leyenda: "La vida".
"Que extraño título para un libro"- pensó Matías mientras lo tomaba para hojearlo.

Nuévamente se quedó sorprendido, al ver que la primera página estaba completamente en blanco.

Entonces oyó una voz dentro de su cabeza que le decía: "Sí, blanco. El color de la pureza y la inocencia, cualidades que poseías de joven en abundancia, cuando eras un muchacho lleno de buenas ideas, que querías acabar con la injusticia y eras capaz de comerte el mundo tú sólo, máxime cuando también eras inteligente para los estudios y el trabajo, al tiempo que estabas dotado de un carisma que te hacía acaparar gran número de seguidores y amigos".

Aturdido por aquella voz que creía haber oido en su interior, Matías pasó la hoja para encontrarse con otra página sin una sola letra escrita, pero en esta ocasión era de color rojo.
"Este es el color de la sangre -volvió a oir dentro de si- , de toda la que derramaste a tu alrededor. Desapareció de ti la inocencia y te volviste taimado y codicioso, no dudando en acabar con todo aquél que te rodease, fuese enemigo o no, con tal de conseguir todo lo que deseabas.El ansia de poder es algo que corrompe cada vez más y te hizo volverte un ser avaricioso y egoista. También desapareció tu sentido de la justicia y pensabas sólamente en ganar cada vez más, a costa de lo que fuese, no dudando en traicionar a todos los que habían confiado en ti. Poco a poco te fuiste quedando sólo, aunque te importaba poco, pues pensabas que te bastabas para seguir siempre hacia adelante."

Cada vez más confuso, pero al mismo tiempo lleno de curiosidad, Matías volvió a pasar de página, encontrando en esta ocasión otra sin escribir, pero de color gris.
Volvió a oir la misteriosa voz, que le decía: "Este es el color que ahora tienen tus escasos cabellos y que simbolizan tu vejez y decadencia. Aunque eras pendenciero, tus fuerzas te fueron abandonando y tus enemigos supieron aprovecharse de ello. Tu astucia se fué relajando, fuiste cayendo en las trampas de tus numerosos rivales, que empezaron a vengarse de los daños por ti causados. Tú, que habías llegado a lo más alto, fuiste cayendo hasta llegar a lo que ahora eres: Un pobre y solitario viejo, casi arruinado, que a veces quiere vivir de glorias pasadas y que sólamente puede ver cómo pasan los días de su actual y aburrida existencia".

Matías comenzó a tener miedo y no se atrevía a pasar la siguiente página de aquel extraño libro. Lo dejó abierto encima de la mesa, mientras daba vueltas por el salón de su casa, meditando largamente sobre lo que acababa de oir dentro de su cabeza.

En verdad que había sido un joven soñador e idealista, pero que a fuerza de luchar en la vida se había vuelto desconfiado, cínico y codicioso, engañado por el poder que da el dinero y la malsana satisfacción que sentía cada vez que derrotaba a un adversario. También era cierto que se había dormido en los laureles y que, cuando quiso darse cuenta, sus rivales le habían ganado la partida, no pudiendo responderles con la debida energía, al haberse quedado solo y viejo para seguir luchando.

Afortunádamente, había sido previsor y tenía algunos ahorros con los que poder vivir con cierto desahogo, aunque sin hacer despilfarros.

Finalmente, Matías se decidió a pasar de página, para encontrarse con una completamente negra.
No oyó ninguna voz en esta ocasión y se quedó mirando fíjamente el libro que, súbitamente, saltó de sus manos y comenzó a dar vueltas por la habitación, abriéndose y cerrándose en el aire, como si fuera una extraña ave de papel que moviera sus alas, revoloteando alrededor del sorprendido anciano.
En un momento dado, el libro se dirigió hacia una ventana que estaba abierta y salió por ella, empezando a ganar altura hasta perderse de vista.

Entonces Matías lo comprendió todo y se dió cuenta de que acababa de repasar toda su vida y que ésta se le escapaba, al haber llegado a su fin. La luz que le rodeaba fué desapareciendo lentamente y notó que iba cayendo en un largo y oscuro pozo sin fondo...


Texto agregado el 25-10-2005, y leído por 166 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
25-10-2005 ¡Qué lindo!, me hizo recordar el estilo de Las mil y una noches y otros cuentos orientales. Iwan-al-Tarsh
25-10-2005 MMMMM, muy bueno y me suena el tema conocido, si es tuyo, mis 5*, es perfecto LAPLUMA
25-10-2005 Aunque no tienen nada que ver te voy a denunciar por plagiarme el título de "El libro".Jajajajajjajajaja. Buen texto cuando_nieva_sobre_los_cedros
 
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