Había una vez, un hada en la tierra. Un hada que había perdido su varita mágica y se encontraba perdida sin ella. No sabía como hacer magia, como encontrar las cosas perdidas, como ayudar a los amantes a reunirse...
Todo esto la afligía, y por eso lloraba lagrimitas cristalinas sobre las piedras del bosque...
El Hechicero se compadeció de ella y pensó en ayudarla....
Le envió una dotación de seres que hicieron que su vida fuera feliz...
Le envió magia en la vida de todos los días. Los cuentos se hicieron realidad.
La pequeña hada sintió que su vida cambiaba sin cesar...y sin saber porque. La magia se realizaba en cada acto. Cada flor que se abría era mágica. Cada ser humano que se acercaba la rodeaba de afecto.
Se dió cuenta que no necesitaba de nada para hacer magia, y ella cambió. Comenzó a sonreír... a mirar a su alrededor y a estirar la mano para ayudar. La magia se hizo real...y el hada hoy camina por la calle. Podés encontrarla por Avenida San Martín, por la Costanera de Rosario. ¿Cómo se la reconoce? Sonríele a cada persona con la que te cruces, si tu gesto tiene respuesta...encontraste al hada del bosque....